“…Cuando ambicionamos poder sobre la vida, riqueza
inagotable, seguridad inexpugnable, inmortalidad…entonces el deseo se convierte
en codicia. Y si a esa codicia se suma el saber, sobreviene el mal. Entonces el
equilibrio del mundo se perturba y el peso de la destrucción inclina la
balanza.”
Ursula K. Leguin
“El mago de Terramar”
MITOS E INTROYECTOS: EL REGRESO DE
LA DIOSA
(1a parte)
Nuestros
antepasados del Neolítico tuvieron, según parece, la convicción de que el mundo
que habitaban, la Tierra, era como una gran madre de donde todos provenían y a
donde algún día retornarían, al acabar su existencia temporal. Esa Tierra tenía
unos recursos limitados y por ello, cuando cazaban o cuando recolectaban, daban
a la Tierra Madre su porción, en agradecimiento por lo que recibían. La Tierra,
su hábitat del que eran parte, prestaba sus recursos y los humanos, en
consecuencia, agradecían lo dado y,
terminada su vida, retornaban a
ella.
Esta forma de
asumir la existencia concebía la vida y la muerte como unidad, como una continuidad,
puesto que la muerte venía a ser
el retorno a otra forma, en cierto modo natural y reconocida.
Existen
representaciones de hace miles de años en las que la Madre, la Gran Diosa, es
representada como una figura antropomórfica, de grandes pechos, con un cuerpo
que testimonia su capacidad fecundadora, nutricia y receptiva..
La Diosa pertenece
a la simbología lunar, puesto que
la luna, en sus cuatro fases, creciente, llena, decreciente y negra o ausente,
daba a los humanes el ritmo del tiempo y los vinculaba a los ciclos de Selene
(1).
Esta época de
la Humanidad (que se inicia hacia
el 10.000 a. C.) coincide con la llegada de la Edad del Cobre y del Bronce, por
ser ambos metales los más conocidos para hacer objetos, en la época en que los
humanos se hacen cada vez más sedentarios, al transformarse de cazadores
recolectores a agricultores. Es el tiempo de los primeros cultivos, de las
primeros asentamientos humanos, que con el tiempo darán lugar a las ciudades.
En especial,
es la época del esplendor de la civilización sumeria, así llamada por Sumer, la
antigua gran ciudad de Mesopotamia y por la veneración de la diosa Inanna (2), nombre con el que
luego se verán reflejadas diosas de distintas culturas en Mesopotamia, Egipto o
Grecia, principalmente en Creta (3).
La Diosa, casi
siempre representada como una virgen, tiene un hijo, con el que habitualmente
se desposa. Ese hijo es el que representa lo transitorio, y cada cierto tiempo muere
o es sacrificado. Encarna así la fertilidad inmanente de la diosa y el paso o
transición del grano, que cada año muere para resucitar al siguiente, con el
paso de las estaciones.
Creo que es
importante señalar que la Diosa no es en sí misma una representación de la
mujer, sino de una entidad simbólicamente receptiva, creadora, íntimamente
vinculada con lo masculino y que, por lo tanto, encarna lo claro y lo obscuro,
la integración de los opuestos, la muerte y la vida como unidad (*).
Solamente debido a la función de nuestra
mente de representar todo en pares de opuestos, con el tiempo la Diosa y su
Hijo se dividen. Lo masculino acaba tomando primacía sobre lo femenino,
escindiendo la Realidad y creando una división de la que apenas estamos
empezando a darnos cuenta.
Esta es, muy
someramente, la explicación del origen de muchas de nuestras ficciones y símbolos agrarios, incluido el que
hace dos mil años dio una nueva vuelta de tuerca a la manera de entender el
mito, con la llegada al
Mediterráneo del cristianismo romano.
Sin embargo,
la civilización de la Diosa no duró para siempre ¡Ay! ¡Nada dura para siempre!
Puesto que todo se transforma y crea nuevas o diferentes variantes.
A la Edad del Bronce le
sigue la del Hierro y la llegada de pueblos tremendamente guerreros, que traen
consigo el dominio y la simbología del poder masculino y patriarcal. Con la
llegada de esos pueblos (y siempre desde la cultura mediterránea),
principalmente los babilonios, que devastan Sumer (4), esas florecientes
civilizaciones, ligadas al retorno permanente de la Diosa lunar, fueron
prácticamente destruidas y sustituidas por otras culturas de carácter
patriarcal. En ellas, el Padre o el Hijo destrona a la Diosa, la cual se ve convertida
frecuentemente en una enemiga a vencer, cuando no en un obstáculo a destruir.
Lo femenino pasa a ser lo obscuro y un impedimento para que el nuevo dios, en
este caso vinculado al sol y con un calendario diferente, consiga sus objetivos
casi siempre asociados a la conquista, a la guerra o al combate heroico.
Esa gesta
heroica de lo masculino vendrá casi siempre asociada con un fuerte
individualismo, a diferencia de lo femenino que tenía un tono más colectivo.
1.- Diosa griega, que preside la noche. Su hermana es Eos, la Aurora.
2.-También conocida como Ishtar y Astarté para los fenicios.
3.-Allí celebrada como la diosa “de las serpientes”.
*(Sobre este tema es fundamental el libro de Anne Baring y Jules Cashford “El mito de la diosa”, una obra inmensa, cara y muy bien editada).
FIN DE LA 1ª PARTE (continuará)
…………….
10 comentarios:
Interesante lo q dices al final: "lo masculino vendrá casi siempre asociada con un fuerte individualismo, a diferencia de lo femenino que tenía un tono más colectivo"
Tengo entendido q el neoliberalismo de Thatcher apostaba x el individualismo en contra del socialismo q apuesta x lo colectivo. Había entonces allí un componente "masculino versus femenino? Puede ser una conclusión simple por mi parte; pero es la primera conclusión q se me viene a la mente.
Pues es que lo femenino no siempre va unido a las mujeres, sobre todo si son políticos... Acuérdate: The best man in Europe! que parece que la llamó el actor Presidente...
Bueno, no se hacia donde nos llevarán estos 4 capítulos, pero el titulo de este primero, me dice bastante "Mitos e Introyectos", la cultura Patriarcal que por lo menos aquí en Occidente nos la han metido con calzador.
Al hilo de lo que vivimos hoy en día en pleno siglo XXI, es un desproposito como poco a poco, están invadiendo y saqueando la Amazonia Americana, uno de los pocos reductos, en donde el Ser Humano Convive a día de Hoy en Armonía con la Naturaleza. Dentro de lo que me ha tocado ver y comprobar, es como llegamos los Gringos y engañamos al Personal, es decir contaminamos sus tierras para conseguir mineral, les dejamos sin cultivo, sin pastos para el ganado, nos llevamos la riqueza, y dejamos al personal sin nada, y en muchos casos con fuertes deudas y dramas personales bastante importantes...
Pues si todo esto hace el maravilloso mito e introyecto que nos vendieron hace 2.000 mil años, y que hoy son las multinacionales, y el brillo de la publicidad y el consumo
No sé si he desbarrado, o me he ido del tema, el caso que este es uno de los resultados de la cultura competitiva, individualista, que no respeta los ritmos de la tierra, ni de nuestra conexión natural del ser humano con ella.
Gracias....
Comentar sobre un parcial me es difícil, porque no se como va a continuar la cosa...Yo comenté en tu anterior artículo, como suelo hacer, dejándome guiar libremente por lo que me sugiere y me trae lo leído, sin embargo al leer tu respuesta me quede con la impresión de que lo que aporté estába algo fuera de lugar...
Esto de la diosa me sugiera que si ha habido una era matirarcal y le ha seguido la actual patriarcal, quizá nos estamos dirigiendo a una tercera era de integración de ambass...no estaría mal, digo yo.
Según dicen los que saben el matriarcado -entendido como un sistema de poder semejante al patriarcado pero dominado por la mujer-no ha existido nunca. Los antropólogos actualmente hablan de culturas matrilineales y Claudio Naranjo usa un término, que a mí me gusta especialmente, que es cultura matrística. Me gusta porque si matriarcado me habla de poder, este "matrístico" me transmite algo cuidador, acogedor y cálido.
Desde la adolescencia y las novelas de Mary Renault sobre Teseo- uno de esos héroes patriarcales que mencionas- siempre he sentido fascinación por las culturas prehelenísticas. Y, aunque es imposible no amar y admirar tanto de lo que aportaron los griegos, creo que mucho se perdió con la desaparición de la cultura cretense y los pueblos pelasgos.Si bien es cierto que nada se pierde y todo se transforma.
En el teatro griego esa lucha entre lo femenino y masculino aparece constantemente. La Orestiada muestra claramente el triunfo de estos nuevos dioses de "la razón y la justicia" sobre unas diosas antiguas a las que Esquilo muestra como crueles y sanguinarias. Tal vez se tornan airadas cuando no son respetadas y no se les da un lugar, o tal vez esta es sólo la visión y la propaganda del patriarcado sobre lo femenino.
Interesante comentario Anónimo del 15 de mayo.
En realidad estamos de acuerdo. He pretendido hablar de un matriarcado no al servicio del poder de uno de los géneros, sino de matriarcado en el que la figura femeninda, vinculada a la masculina a través del Hijo daba un sentido a la vida y simbolizaba el eterno retorno...
Uy! Sí,lo sé, no pretendía decir que estuviera en desacuerdo contigo. Por cierto, grande la frase de la Leguin. No te hacía lector de ciencia ficción.
PUes mira ese "Uy, si lo sé! me ha dejado un poco perplejo :)
Los Libros de Terramar me encantaron en su día ¿los conoces?
Perplejo??Quería decir que sé que estamos de acuerdo....ummm...aunque lo de la diosa vinculada al hijo...lo del hijo, no lo veo claro...me suena tan cristiano.
No conozco sus libros, son una lectura pendiente, (no soy muy dada a la ciencia ficción) pero he leído varias entrevistas y me pareció una mujer peculiar e interesante.
Entiendo.
Bueno lo del Hijo cristiano es una herencia de anteriores mitos, claro que transformado a conveniencia...
Y Le Guin no creo que escriba ciencia ficción. En mi opinión es más bien novela con rasgos de ficción mística.
Pienso que fue base para toda la saga de Harry Potter...
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