miércoles, 15 de mayo de 2013

El Regreso de la Diosa (2a parte)




Existe un Espíritu que fue anterior a que los cielos y la tierra fuesen. Es el Uno que vive en silencio, más allá de las formas terrenales, inmutable, omnipresente, inagotable.

Tao Te Ching (atribuido a Lao Tse, c. 600 a.C.)


EL REGRESO DE LA DIOSA  (2ª parte)






Patriarcado versus Matriarcado. El Hijo heroico.

Pensemos como la Tierra, que era un lugar en el que el humano convivía y se asociaba con la Naturaleza, es transformada ahora en una fuerza a la que hay que domar, vencer o dominar.  Y la convivencia pacífica con el entorno planetario, de donde provenimos y a donde volveremos, es desde entonces un objeto de explotación (explotar las minas, los bosques, los recursos turísticos…).

Las consecuencias de este cambio las estamos viviendo desde hace ya años, hasta el punto de haber puesto en peligro, si es que no destruido, la supervivencia de muchas especies (animales y vegetales, pero también minerales, incluso la humana).

La religión y los mitos patriarcales, bien conocidos por nosotros en la cultura judeo cristiana, se vinculan a un Padre Protector y a un Héroe, que busca su destino y  éxito mediante gestas combativas, y guerreras o trascendentes, inclusive religiosas. Es el jefe de la tribu, el monarca, el líder político y religioso o el superhombre que busca la gloria, la fama o la inmortalidad. Buena parte de esta gesta guerrera se consigue luchando contra la naturaleza o contra otros pueblos, en una guerra casi permanente de dominación, que ha dado escasos periodos de paz  y de tranquilidad a nuestra especie.
  Igualmente, el mito patriarcal perfila y subraya la ficción de una mujer que le “tienta” y que – en el caso del mito judeo-cristiano- es castigada por llevar al hombre a sucumbir en la tentación…Eva y sus congéneres son “condenadas” a parir con dolor y, además de haber sido extraídas, sacadas, de una costilla del hombre, quedan a él supeditadas.

La confusión de la ficción mítica con la realidad es casi total y se llega a hacer de esa fábula una ley con la que se rigen las sociedades comandadas por hombres.  La Diosa es destronada y sustituida por un Dios masculino, guerrero, creador y justiciero. La mujer queda degradada como tentación del hombre y supeditada a él. Algo que en la época de la Diosa era impensable, puesto que la Divinidad receptiva y generadora estaba integrada con el Hijo, masculino, y representación de la rueda que gira con el sol.

Esta breve síntesis puede servirnos para indagar en verdades asumidas personalmente  desde antaño y que pueden necesitar ser revisadas en todos los niveles, emocional, intelectual, social y de actitud. Ahí están obras maestras como “La rama dorada” de Frazer o las grandes obras de  J. Campbell, para quienes quieran profundizar en el tema desde la óptica intelectual.

FIN DE LA 2ª PARTE
(Continuará)
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1 comentario:

Anónimo dijo...

"Es el uno que vive en el silencio,mas alla de las formas terrenales,.inmutable,omnipresente,inagotable."Esa es la existecia no manifestada o no existencia,mi querido Miguel.De ahi venimos y alla vamos.En la existecia manifestada disfrutamos del paraiso terrenal,que las religiones lo convierten en un valle de lagrimas.