lunes, 18 de julio de 2011

Deus sive Natura (Spinoza)



Das ende ist mein Anfang

Tiziano Terzani. No había oido hablar de ti. Ha sido la visión del film impulsado por tu hijo Folco lo que me ha permitido conocerte. Hace un par de meses había visto el "trailer" y ya me había impresionado. El imponente aspecto, venerable y arrogante, del actor Bruno Ganz en el papel protagonista, maravillosamente acompañado de los demás en el reparto, es una lección de cine, pues parece tan real que hubiera querido conocerle.
Luego está el tema de la obra. El sentido de la vida, intensamente vivida y reconocida como algo propio e individual y también con un sentido que va más allá de las mera fronteras de la propia conciencia de ser.
Me sumerjo en mis propias vivencias de dejar de lado los problemas emocionales y psicológicos, pero ¡cuanto más dificil es hacerlo con los corporales, con los físicos, con la enfermedad, con la decadencia! Recuerdos antiguos de acompañamiento en el sufrimiento y el trance final de seres queridos, la percepción de la muerte como un abandono y no como el proceso natural de liberación, en la realidad de la naturaleza, que "sigue su curso, imponente y ajena a nuestras angustias, temores y sufrimientos". Y , finalmente, esos momentos de iluminación, de risueña alegría por haber sido testigo activo de la vida, desde nuestra propia historia personal, para luego sumergirse de nuevo en las profundidades de la inconsciencia, en una entrega que puede ser vivida de muchas maneras. Y una de ellas es la dulce aceptación del momento, frente a la angustia del soltarse, del entregarse a la realidad de lo efímero, sin que le reste belleza a lo vital.
Recomiendo este film, no solamente a los buscadores, a los iniciados, a los meditadores, a quienes gustan del buen cine, de la belleza de los bosques y de las montañas... sino a todo quien sienta la sensibilidad de la vida en su fuerza y en su tragedia, en su debilidad y en su comedia.


jueves, 14 de julio de 2011

dedicado a Ansiosia


Revolvía y revolvía la paja del pajar,
segura como estaba de haberla perdido allí
aquella preciosa piedra que cambió ese momento
de su vida inconsistente.
Angustia, furia y desesperacion
rabia, nervios y depresión
vaciaba y vaciaba el reservorio de paja
de recuerdos, de instantes...
y eso es precisamente lo que encontró.
Y, cuando ya poca fuerza le quedaba,
una luz la iluminó.
Fue al patio, a la luz del sol brillante
y la piedra se encontró,
Allí estaba desde siempre
a su disposición.