miércoles, 12 de noviembre de 2008



Hoy he terminado el libro "la Aventura del Universo" ( Timothy Ferris,Edit crítica, BCN 2007), que me ha llenado de certezas y algunas interrogantes.
En la aventura del saber humano, desde hace tan sólo unos pocos miles de años, hemos logrado, como especie, zafar el conocimiento de la realidad observable de las ideas religiosas, en períodos relativamente cortos en tiempo y en espacio. La religión instituida ha ceñido muy estrechamente las opiniones y los datos que ya en la antigüedad se querían hacer realidad. Un simple ejemplo es el de la tierra, redonda y excéntrica en la antigüedad helénica, para algunos observadores o pensadores, y que por obra de los libros religiosos (especialmente de las religiones "monoteistas"), tuvo que llegar a ser plana y el Universo geocéntrico.
Allá donde las religiones no han supeditado los descubrimientos a sus actos de fe ( o peor a "autos de fe"), la ciencia ha podido alcanzar sus metas con dificultad, es verdad, pero con libertad y sin coerción ¡Cuantas vidas se ha cobrado la defensa de dioses insituuidos y de un Universo creado por un Ser Grandioso, para que puedan esos dioses permanecer como creadores del mismo!
Todavía en la actualidad las opiniones diferenciadas del pensamiento religiosos oficial merecen los anatemas de las jerarquías religiosas y de los grupos políticos que se nutren de ellas.
Ciertamente las hipótesis científicas físicas y cosmológicas del Universo chocan con las ideas preconcebidas y con las ideas de un mundo hecho a la medida del hombre y por tanto a la medida de sus dioses.
Al humano le es dificil vivir sin un alguien más poderoso, más sabio, más presente en todo tiempo y lugar, a quien poder le contar sus cuitas de soledad y de ignorancia. El viejo mito de los padres con mayúsculas sigue estando presente desde la educación familiar y escolar. Baste ver la furibunda oposición de algunos en este país a que se enseñe "educación para la ciudadanía" y se busque un conocimiento de la ética fuera de los caducos paradigmas religiosos en los que estamos sumergidos.
Parece ser que Napoleón afirmó que un pueblo sin religión es dificil de gobernar ¡y de lo que se trata es de gobernarlo con imperio! Así que se dejan los viejos ideales revolucionarios y laicistas para hacerse coronar emperador por un papa a la medida y se devuelve al clero la educación... Poder político y religioso se alían...
Enfin, el libro va pasando revista a los valientes que han hecho avanzar el saber humano acerca del Universo y queda en suspenso la muy famosa pregunta ¿Qué causó la creación? Es decir porqué si, en lugar de porque no, se creó lo manifestado...
"... surgieron en mi dos sentimientos, temor y deseo, temor de la amenazante caverna y deseo de ver si había algo milagroso..." (Leonardo da Vinci)

sábado, 4 de octubre de 2008

desiderata


Aunque algunos ya lo conoceis, este escrito encontrado en la consulta de un médico hace muchos años, me acompaña en la salud y en la enfermedad.



DESIDERATA

"Anda plácidamente entre el ruido y la prisa y recuerda que paz puede haber en el silencio. Vive en buenos términos con todas las personas, todo lo que puedas, sin rendirte. Di tu verdad tranquila y claramente; escucha a los demás, incluso al aburrido y al ignorante: ellos también tienen su historia. Evita a las personas ruidosas y agresivas, sin vejaciones al espíritu. Si te comparas con otros, puedes volverte vanidoso y amargo, porque siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tu.

Disfruta de tus logros, así como de tus planes. Mantén el interés en tu propia carrera, aunque sea humilde; es una verdadera posesión en las cambiantes fortunas del tiempo. Usa la precaución en tus negocios, pues el mundo está lleno de trampas. Pero no por eso te ciegues a la virtud que pueda existir; mucha gente lucha por altos ideales; y en todas partes la vida está llena de heroísmo.

Sé tu mismo. Especialmente, no finjas afectos. Tampoco seas cínico respecto del amor porque, frente a tanta aridez y desencanto, el amor es perenne como la hierba. Recoge mansamente el consejo de los años, renunciando graciosamente a las cosas de la juventud.

Nutre tu fuerza espiritual para que te proteja en la desgracia repentina. Pero no te angusties con fantasía. Muchos temores nacen de la fatiga y de la soledad. Junto con una sana disciplina, sé amable contigo mismo. Tú eres una criatura del Universo, no menos que los árboles y las estrellas; tu tienes derecho a estar aquí. Y, te resulte evidente o no, sin duda el Universo se desenvuelve como debe. Por lo tanto, mantente en paz con Dios, de cualquier modo que lo concibas y cualesquiera sean tus trabajos y aspiraciones, mantén en la ruidosa confusión paz con tu alma. Con todas sus farsas, trabajos y sueños rotos, este sigue siendo un mundo hermoso.

Ten cuidado. Esfuérzate en ser feliz."
(Texto aparecido en una iglesia de Baltimore en el siglo XVI)

jueves, 25 de septiembre de 2008

para Mariu






















...Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
Todas las tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará, nostálgico...
Juan Ramón Jimenez (cita de Carlos Castaneda en "El viaje a Ixtlán")

domingo, 7 de septiembre de 2008

el cuarto corredor


La conversación ayer con una querida persona me ha inspirado estos pensamientos:

La energía se mueve a través del deseo, que podríamos calificar como una corriente que da impulso hacia un movimiento destinado a satisfacerlo.
La naturaleza del deseo es un conocimiento que lleva muy lejos en el origen de la vida, tanto en el planeta como, trascendentemente, en el Universo. Hasta hace bien poco correspondía al campo exclusivo de la filosofía, cuando no de la teología. Con el avance de las ciencias biomoleculares podemos encontrar respuestas también desde este ángulo.
No es mi intención profundizar ahora en la naturaleza del deseo.
El deseo, como impulso, transcurre por corredores básicos, que en el caso del humano, se han ido haciendo cada vez más complejos y encubriendo, de forma aparentemente, esos "corredores". Me refiero al impulso de autoconservación, al social y al sexual. De forma profunda, han sido analizados por diversas corrientes de opinión que han dado prioridad, por lo general, a alguno de ellos.Tras la aparente complejidad de los deseos es posible descubrir que alguno de los instintos está latente.
En la autoconservación, localizamos la necesidad de permanencia, mediante las satisfacciones básicas, principalmente la alimentación, el hogar, lo que nos puede ayudar a mantenernos en una homeostasis o equilibrio. Tiene que ver con cuidarse y ser cuidado.
En lo social, enfocamos la capacidad para relacionarnos con el mundo, principalmente con los seres similares a nosotros, pero también con los demás seres vivos. Lleva consigo la necesidad de reconocimiento, de influencia social y en su aspecto político, el poder, para bien o para dominio de los demás.
El instinto sexual, en el que tanto ha hecho énfasis la corriente freudiana, busca esencialmente la reproducción, la continuación de la especie. No sólo. El placer, la satisfacción del deseo de poseer/ser poseído, el dominio que puede llevar consigo, son algunas de las características de este corredor del deseo.
Los instintos no son estáticos ni en el tiempo ni en el espacio, sino que están sometidos, como el resto de la creación, a ellos. Quiere esto decir que según los tiempos de vida personal, según los tiempos planetarios y según los lugares, su intensidad y su proporción varían.
Evidentemente, en el aspecto individual también, puesto que cada creatura tiene sus propias variables al nacer y es además influida por su entorno en relación a la proporcionalidad del deseo, con casi infinita variedad de matices. "Cada edad tiene su afán".Algunos deseos los calificamos de "sanos" y otros de "enfermos", en función de si proporcionan felicidad al individuo o de si son considerados "agresivos" o adecuados para el entorno social ( muchas veces en función de una estadística mayoritaria).
El deseo, de esta manera, es la energía que nos mueve o que nos puede mover. No siempre nos mueve, puesto que sus objetivos son censurados tanto desde el propio individuo como desde el entorno: autocensura o censura social. La censura del deseo promueve la adaptación a los valores generalmente aceptados por el grupo, pero también viene promovida para una mejor consecución de las metas instintivas. Por ejemplo, la monogamia durante mucho tiempo y en muchas sociedades ha sido el mejor método para lograr una armonía social y ha sido reforzada con mandatos políticos y morales, léase religiosos. A medida que esta medida deja de ser imprescindible, o incluso necesaria, la sociedad va abriéndose a nuevas perspectivas. Lo mismo podría decirse de la poligamia practicada en sociedades en donde hay pocos hombres y más mujeres y lo que se pretende es impulsar los nacimientos. A ello se le añade el "valor" de que es el hombre el "patriarca" al que han de obedecer las mujeres. Terminado ese periodo, se produce un cambio, en general acompañado de trastornos políticos y sociales para adaptarse al nuevo entorno.
Pues bien, si el deseo se canaliza a través de estos instintos fundamentales, la energía que promueve el deseo es imprescindible para mantener en pie la vida constituida por esos instintos. Sin conservación, sociabilidad y sexualidad, podríamos decir que todo se "detendría". Las consecuencias de este paro pueden ser imaginadas por el lector. No me detengo ahora en esto.
Cabe preguntarse si existe algún otro canal o "corredor" para llevar a cabo los deseos.
Se nos ha hablado mucho del deseo de inmortalidad, por ejemplo. Casi todo lo que va unido a este deseo está relacionado con la prolongación "sine die" de alguno de los instintos a satisfacer, algo así como a mayor tiempo de satisfacción mayor y mejor satisfacción. Desde las huríes, a la visión beatífica, pasando por un sin fin de premios a los que dediquen sus energías de este mundo al "bien", son metas a alcanzar relacionadas con prolongar el placer de algo que se puede conseguir en este mundo por un tiempo breve y efímero. Se me puede decir que la visión beatífica (la contemplación por un ser individual y "eterno" en Dios , es decir en lo que Es/No Es, siguiendo el binomio Heráclito/Parménides) no corresponde a ninguno de los tres instintos. Que es una gratificación que no corresponde propiamente a ningunos de esos instintos, que busca algo desde otra instancia del ser individual. Por supuesto, se nos dirá también que es una facultad que solamente puede alcanzar el ser humano, y aún, el ser humano consciente de su altísima responsabilidad existencial ante su Ser.
Para llegar a alguna conclusión no intelectual (de las intelectuales tenemos ya abundantes y densos ejemplos en la filosofía occidental de raíces helenístico-judeocristianas) habremos primeramente de comprobar con la experiencia, cual es el sensor capaz de responder a este deseo, haciendo un a priori de que existe el tal deseo y el tal sensor.
Bastantes personas hemos podido experimentar una sensación no relacionada con los tres instintos al contemplar la creación y tener un sentido de pertenencia. Algo que Freud intenta explicar como la sensación oceánica, pero que pierde su sentido al retrotraerla a los estados regresivos uterinos. Si se trata de una regresión ya no es una vivencia "presente", del "aquí y ahora", sino una demanda melancólica de vuelta atrás, como una comparación con un presente menos satisfactorio que lo anterior.
La contemplación de un atardecer, de una flor, del océano, de un rostro bello... Las personas que, siguiendo diversas tradiciones místicas, alcanzan un estado "beatífico" mediante la oración, el baile ritual, la meditación oriental, la respiración holotrópica o incluso la ingesta de determinadas substancias que producen un cambio bioquímico (los rituales también los producen aunque de forma "natural"), pueden conocer, aunque difícilmente describir, estas sensaciones. Habitualmente, la poesía o algunas de las artes pueden facultar al receptor de estas sensaciones para transmitir a los demás la vivencia "contemplativa".
Según este "a priori" de que existe una sensación no directamente relacionada con los tres instintos básicos y de que ello puede originar un deseo en esa dirección (el deseo de ser "poseído" por lo divino, por lo "trascendente") nos encontraríamos que, al menos en el ser humano consciente, hay un cuarto "corredor" para el deseo, que es la búsqueda de la satisfacción de lo divino, y que sus manifestaciones pueden ser tantas como humanos haya, aunque el deseo podría ser uno: la unión con el ser, de acuerdo con lo que los "místicos" han procurado trasladarnos en sus vivencias tan diversas.
Bien.
Entonces nos encontramos con que los tres instintos no serían tres sino cuatro, puesto que lo que Naranjo califica de "única búsqueda" sería también canalizable a través del deseo (siempre y cuando no aceptemos la teoría agustiniana de que ese deseo lo concede la divinidad -divinidad creadora claro está- a su antojo, mediante el estado de "gracia", es decir un don que concede sin que sepamos porqué ni podamos hacer nada al respecto más que anhelarlo y pedirlo mediante la oración sincera).
En mi opinión y práctica, lo que sucede es que para que este deseo se instale, son necesarias unas condiciones. En primer lugar, es preciso llegar a él mediante alguno de los sentidos (dejémoslos en cinco por el momento) ¿Quien no ha experimentado un estado beatífico al gustar un delicioso alimento, al inhalar una fragancia de una flor, al contemplar un colorido o la sonrisa de un ser bello, al escuchar la tierna melodía de una voz o al recibir o entregar la caricia a alguien amado, al hacer el amor con pasión sincera y abierta...? Los sentidos nos conectan ciertamente con lo divino, entendiendo esto no como la mera satisfacción de un deseo, sino la satisfacción completa, al estilo de la descarga reichiana que nos deja ahítos y sin necesidad de repetir, agradecidos y sin anhelo, sin ansiedad por lo que ya pasó o por lo que pueda venir...
Con ello quiero decir que los sentidos son las puertas de entrada al deseo, las puertas de salida a su satisfacción y... la posibilidad de trascenderlos mediante la contemplación de lo divino que hay en ellos, es decir de la posibilidad de sentirse sin ansiedad, ni pasada ni futura. Son la posibilidad del aquí y ahora.
¿Quiere esto decir que solamente a través de los sentidos se puede llegar a ese cuarto "corredor"?
La respuesta ha intentado ser dada por los que han sido calificados de materialistas y por los que han sido considerados de espiritualistas.
Quiero decir, en primer lugar y desde este presente de mi vida, que no pienso que materia y espíritu estén separados. A lo más que me aventuro hoy es a pensar que son instancias desde donde se puede alcanzar al Ser. La negación del cuerpo a través de su mortificación o la negación del espíritu por medio de su represión son asuntos con los que la humanidad ha tenido que lidiar desde hace ya un buen tiempo (el camino medio de Buddha es un ejemplo opuesto).
Lo que pretendo decir es que para poder acceder a la contemplación por medios que no sean los sentidos (las puertas de acceso a la pertenencia) se ha de investigar en cual es la ansiedad que subyace a todo ser "consciente". Es decir, si, alcanzados los objetivos de los instintos, nos encontramos con que su satisfacción no modifica el estado de ansiedad (de deseo incontinente), es importante que nos demos una "vuelta", que investiguemos, por la "máquina" (al estilo de Gurdjieff) y tratemos de asir, mediante la experimentación, qué es lo que nos está ocurriendo: ¿Se trata de algo pasado? ¿Hemos visto ya esto a través de una investigación terapéutica profunda? Es algo que tiene que ver con el "carácter"? ¿Se trata de un asunto inconcluso que me impide vivir felizmente -¡ojo! felizmente no significa que no haya dolor?
Hecha esta investigación (pienso que es conveniente hacerla en compañía adecuada, ya que los autoanálisis pueden resultar engañosos) debemos preguntarnos si, desde la práctica de nuestra vida, hemos sido capaces en alguna ocasión de alcanzar un "bien", un estado en el que no esté directamente relacionado alguno de los instintos. Esa puede ser nuestra puerta de entrada al "cuarto corredor". Y digo ésta más que la que nos "preste" algún maestro o gurú, puesto que la nos preste en general será la suya, salvo honrosas y valiosas excepciones.
La experiencia personal es fundamental. Ello implica que, si nos dejamos orientar, ha de ser por un orientador que tenga la experiencia de facultar al buscador su propio camino.
En mi vida personal, he tenido ocasión de seguir caminos que no eran el mío, buscando fuera lo que ya tenía dentro.
Valgan estas líneas para agradecer a quienes confiaron en la sabiduría de mi propio organismo antes que en la suya.
A ellos les debo en buena parte estar ahora en el camino.

miércoles, 23 de julio de 2008

amistad


La amistad. Palabra derivada sin duda de amor, expresión de desear el bien a otro sin pedir nada a cambio. Capacidad de escucha, de estar, de aceptación del otro con todas sus diferencias, sus limitaciones, casi un contacto de lo más profundo, como si existieran las almas que se entienden y se quieren y son capaces de hacer por el otro sin esfuerzo, como algo espontáneo y natural...
Con todas las diferencias y variaciones, desde la amistad exaltada hasta, como dice un amigo querido, la amistad "colateral", que viene siendo la derivada de otros, la que no es directamente buscada pero que puede ser tan importante en la vida como las demás...
No hay un solo tipo de amistad.
Hay amigos que son tan cercanos que uno puede fundirse sin pena ni temor, pues la separación no produce dolor.
Hay amigos que te llaman sin saber que necesitas.
Otros que te llaman cuando saben que necesitas.
Otros a los que puedes llamar cuando necesitas.
Y las necesidades son bien diversas, tantas como momentos por los que pasamos en la vida, tantas como caracteres, tantas como ...
La amistad no substituye a nada ni a nadie. No es intercambiabale por hermanos, ni por trabajo, ni por nada.
Las amistades de adultos se parecen a las familais elegidas por uno.
Hay amistades con las que se recorre una parte del camino de la vida.
Otras te acompañan toda la vida.
Ha amigos que aun ya muertos siguen presentes y uno les puede hablar y te contestan, pues su amor está impreganando ya cada celula de nuestro ser.
Los solitarios tiene amigos distintos de los sociables.
Teng un amigo que tiene gran cantidad de amigos intimos. Y sin embargo su intimidad, las raras veces que nos vemos, es de una profundidad enorme.
Y es que hay personas que saben darse, aun un instante y uno se siente bien y feliz...
Hay amigos que te permiten darles, otros te dejan poco...
Hay tantas capacidades para amar como flores en el campo en primavera.

domingo, 13 de julio de 2008

julio y las plantas


La mañana está fresca, en este día de julio. Mi añoranza está presente en el pecho, una mezcla de tristeza y de rechazo por tenerla. El parque me llama de nuevo. Leo a Jung:
"Con el reino de las plantas se inició la presencia de lo terrenal del mundo de Dios, como un tipo de comunicación inmediata. Era como se hubiera contemplado al creador, quien se imaginaba inobservado, por encima de los hombros cuando elaboraba juguetes o piezas decorativas. Frente a este reino, el hombre y los animales "típicos" eran partes de Dios que se habían hecho independientes. Por ello, podían vagar libremente y eelgir el lugar de su vivienda. El mundo de las plantas, por el contrario, se encontraba sujeto para siempre a su lugar de origen. Tal mundo no sólo expresaba la belleza del mundo de Dios, sino también los pensamienteos sin ninguna intención o divergencia. Los árboles resultaban especialmente misteriosos y me parecían representar el sentido incomprensible de la vida de un modo inmediato. Por ello, el bosque era el lugar donde se sentía más de cerca el significado más profundo y la actividad más horrible".
Esto me recordaba cuando hoy inicié mi paseo, llevado por el intenso aroma de los aligustres, que este año han florecido en la época en que solían hacerlo en mi infancia, debido a la hermosa primavera. En México los llaman "truenos", tal vez un galicismo del francés troën... o porque su aroma truena como tormenta de verano. Pasar por un bosquecillo es una experiencia intensa y embriagadora y hoy está lleno de ellas... El perfume me lleva mientras atravieso verdes prados, con alguna persona tomando el sol, tapándose el pecho ellas, presumiendo de él, ellos.
Los aromas se mezclan ahora con el más fino y ácido de las magnolias, que pugnan por mi atención, mientras los ojos acarician las alteas malvas y blancas que crecen a orillas de un riachuelo en la sombra.
Me imagino esos árboles enormes, algunos cuando apenas nacieron, cedros negros o poderosas sequoyas, que arrastran sus ramas por el suelo, protegiendo a alguna pareja de enamorados...
El aire viene de la sierra, fresco y limpìo. Como una música para placer de las plantas, que se dejan acariciar, como mi piel hoy, vacía de encuentros....el sentido incomprensible de la vida de modo inmediato...
Si, también para mi los árboles en la naturaleza tienen esa magia, ese misterio. Son una canto a la creación y a sus misterios. Se me hace que casi no piden para lo mucho que me dan... El Jardín del Eden debía de tener muchos y muy variados árboles y el mito nos lleva a lo vegetal, a la aparición de la vida en el planeta y sin ellos no podríamos existir nosostros, escandalosos humanos...
Mis ojos registran los colores del verde, desde el muy obscuro de los abetos hasta el brillante y claro de la hierba, los prunos rojizos, los temblorosos chopos...
Mi paseo está concluyendo hoy con el agradecimiento a estos seres queridos.

miércoles, 25 de junio de 2008

el parque


El parque está hermoso hoy. La hierba verde refulge a primera hora de la mañana, entre los cedros grandes que balancean las ramas, reposados y tranquilos. Camino ligero por una senda umbría, un regalo en un parque público en donde todo ha de estar ya a la vista de todos en aras de la seguridad y de la decencia. Me gusta sentir las ramitas acariciandome y la soledad húmeda que se resguarda entre los arbustos. Los mirlos hembras, más pequeños y grises son atrevidos en comparación con los machos más tímidos que corren rápido a mi paso. Son casi mi única compañía, en este día en que los jubilados se quedan en las lindes, y la gente trabaja. Paso cerca de unos solitarios mendigos que me miran con curiosidad mientras recuentan sus ínfimas pertencias que desenvuelven del atadillo en que las guardan... Continuo mi camino y atravieso la carretera con precaución, territorio de coches que se dirigen con velocidad a sus destinos, para saltar a la otra orilla, mi favorita, en donde encuentro otra compáñía de árboles, ginkos, pinos grandes que depositan en el suelo piñones renegridos, prodigios envueltos en una madera firme y recubiertos de una tela ambar, que protegen el fruto. Me traslado, al romper uno con una piedra, a mi infancia en el parque, buscándolos como tesoros, que recogía en un frasco, en una escasa aventura infantil. El píñón me trae recuerdos de la ciudad en que nací, de mis soledades de entonces, de las ilusiones algunas cumplidas y otras dejadas en el camino de mi vida...
Avanzo. Una vieja caseta de cemento, refugio de ametralladoras que detenían el avance franquista y que ,siniestra, muestra su arpillera, ahora taponada con cemento. El lugar se hace cada vez más hermoso, mientras, entre chopos erguidos, el sol inunda el verde de un caminillo, cabeceado de avellanos. Siempre me han gustado los avellanos, cons sus varas flexibles y sus frutos verdosos, como escondidos para el intruso. Una ola de felicidad me inunda, la compañía de las plantas, el agua que murmulla, el silencio en medio de la ciudad. Me llega el pensamiento de la compañía , de compartir mi sensación de bienestar y también cuan dificil es que alguien ahora pueda acompañarme en esto. Me descansa sentir que mi felicidad ahora no depende de nadie. Está aquí. Nadie con su ausencia me la arrebata. Respiro, todavía el frescor de la mañana. El anuncio del calor de este verano, que ha venido precedido de la primavera hermosa y lluviosa que apenas acaba de finalizar.
He sentido la necesidad de compartir esto y gracias a este medio que me ha facilitado J lo puedo hacer ahora, como una hoja que dejo caer, en medio de la vida, por si algo la mira y estará bien y si nadie la mira también ...
Al final todo se conserva en la infinita mente del Universo.

jueves, 22 de mayo de 2008

la circularidad de la vida



Empezar, proseguir, madurar,cosechar... volver a empezar. La rueda de la vida...