jueves, 9 de febrero de 2012

L'amour


Pongo aquí parte de mi comentario en el que traía la famosa aria de Bizet, en la que el amor romántico es matizado por Carmen...
Es tan bella que os recomiendo que la escucheis en alguna de las muchas versiones internética...

L'amour est un oiseau rebelle
que nul ne peut apprivoiser,
et c'est bien en vain qu'on l'appelle,
s'il lui convient de refuser.
Rien n'y fait, menace ou prière,
l'un parle bien, l'autre se tait:
Et c'est l'autre que je préfère,
Il n'a rien dit mais il me plaît.
L'amour ! l'amour ! l'amour ! l'amour !

L'amour est enfant de bohème,
il n'a jamais, jamais connu de loi;
si tu ne m'aimes pas, je t'aime:
si je t'aime, prends garde à toi !

L'oiseau que tu croyais surprendre
battit de l'aile et s'envola ...
l'amour est loin, tu peux l'attendre;
tu ne l'attends plus, il est là!
Tout autour de toi, vite, vite,
il vient, s'en va, puis il revient ...
tu crois le tenir, il t'évite,
tu crois l'éviter, il te tient.
L'amour! l'amour!, l'amour, l'amour!


(El amor es un pájaro rebelde
que nadie puede dominar,
y se le llama bien en vano,
si él prefiere rechazar.
Nada ayuda, amenaza u oración,
uno habla, otro se calla:
Y es al otro al que prefiero,
no ha dicho nada pero me gusta.
¡El amor! ¡el amor! ¡el amor! ¡el amor!

El amor es hijo de gitano,
jamás, jamás ha conocido ley;
si no me amas, yo te amo:
si te amo, ¡tú ten cuidado!.

El ave a la que crees sorprender
batió el ala y voló ...
el amor está lejos, puedes esperar;
¡ya no lo esperas y ahí está!!
Alrededor de ti, rápido, rápido,
vino, se va, vuelve a venir ...
crees tenerlo, te evita,
crees evitarlo, te tiene.
¡El amor! ¡

el amor! ¡el amor! ¡el amor!)

http://www.youtube.com/watch?v=axvhEUyVfX0

Querer lo que podemos


"Lo importante no es hacer lo que se quiere,
sino querer lo que se hace"...

Tal es la cita atribuida a León Tolstoy, ese enorme escritor ruso, autor de la maravillosa novela "la guerra y la paz"...
Porque, en realidad, casi nunca conseguimos la totalidad de nuestros deseos o, si lo logramos, siempre está sometido a la regla del espacio tiempo, esa máquina de transformación, esa trituradora del presente.
Por lo tanto, en la vida gestaltica nos limitamos a estar en lo que podemos, buscando la tensión del deseo que es vida, es fuerza y entusiasmo y es potencia.
Y dejamos la omnipotencia, la omnisciencia y la omnipresencia a los dioses que viven contemplandonos con una amable sonrisa, desde su Olimpo inaccesible...
Vivir el presente no es prescindir del pasado, sino incorporar la experiencia a lo actual.
Vivir el presente no es prescindir del futuro, ya que ver hacia adelante nos permite diseñar las metas de la vida presente.
Como un buen capitán, dirigimos el barco, contemplando ocasionalmente la popa y con la vista puesta en el presente, sabiendo que a veces es preciso cambiar el rumbo...
Es frecuente debatirse entre lo que nos gustaría o lo que nos hubiera gustado, tiempos verbales asociados al futuro/pasado, perdiendo de vista la potencia del acto que nos gusta, al que sí que tenemos acceso mediante nuestra posibilidad de acción. Ese es el momento, y no la negación de los tiempos verbales, los cuales nos dan la posibilidad perspectiva y prospectiva, que son la consecuencia de la evolución de la especie, del lóbulo frontal, de la actualidad humana del "homo sapiens sapiens".
Para mi opinión y a estas alturas del viaje, ese es el sentido del cuento evangélico del denario que hay que poner en movimiento: la puesta a punto de las posibilidades de nuestra máquina, el darse cuenta de sus facultades y de sus carencias, el punto de la aceptación.
Cada uno tiene su cruz que cargar, pero también el lado positivo y amable en que apoyarse. Me viene a la mente la imagen de S. Hawpkins, el físico inglés, qu ha cumplido sus 70 años en ese ya famoso carrito, ha pasado por dos matrimonios y por infinitud de dificultades, y jamás se ha dejado vencer por la tremenda adversidad de la esclerosis, apoyado en su tremenda fuerza de vida y de ilusión por lo que hace.
Esos farolillos de nuestra raza sirven para iluminar, al menos a ratos, los momentos de obscuridad, en que pareciera que todo se hunde a nuestros pies.
Y como dice una querida colega: "tu mismo con tu mecanismo", es decir observa lo que puedes hacer con lo que hay, porque es bastante probable que el mecanismo neurótico permanezca. La diferencia está en que ahora ya sabes como usarlo para tu ventaja y la de los demás.


sábado, 4 de febrero de 2012

Serge Ginger


Hace ya un tiempo que escribí estas líneas en memoria de un gran maestro, que tuve la fortuna de conocer.

Para todos los que esteis interesados en la Terapia Gestalt, os recomiendo la obra de Serge.


Serge Ginger nos ha dejado.

”La liberté était un trésor qu’ils préféraient à toutes les richesses de l’univers”

(Era la libertad un tesoro que preferían a todas las riquezas del universo)

Bossuet

Serge, maestro de la Terapia Gestalt y miembro honorario de la AETG, falleció en París en noviembre de 2011, a los 83 años, tras una corta enfermedad. Trabajador y viajero infatigable, se había visto obligado a dejar buena parte de sus compromisos de enseñanza, tras recibir un serio aviso de su corazón. Ello no le impidió continuar hasta el final con su labor de difundir la Gestalt en el mundo, a través de sus libros y escritos, traducidos a diversos idiomas, entre ellos el castellano.

En su dilatada existencia, había recorrido el mundo dictando conferencias, dando charlas y cursos, principalmente sobre Terapia Gestalt. Era un hombre polifacético que gustaba de conocer distintas orientaciones, y había pasado por el psicoanálisis, la terapia corporal, la cognitiva, el EMDR, las neurociencias… Además de ser un gran luchador a favor de que la psicoterapia se convirtiera en una profesión con un campo diferente de las otras “psi” (la psiquiatría y la psicología), lo que consiguió en Francia favoreciendo, con su buen criterio, que el Parlamento francés regulara esta profesión, a pesar de la fuerte presión de los colegios profesionales “psi”. Logró demostrar que una buena regulación de la psicoterapia, con una formación seria y adecuada, es un instrumento social y sanitario de primer orden.

Su curriculum es demasiado extenso para glosarlo en estas líneas.

Me interesa resaltar sobre todo al Ginger que yo conocí. Hace ya muchos años leí con detenimiento su obra “La Gestalt una terapia de contacto”. Primero la leí en francés y después en una traducción mexicana, que es la que circula en nuestro país y que, a mi entender, dificulta a veces la comprensión de esta obra diáfana y certera.

Esto hizo que me pusiera en contacto con Serge para invitarle a dar unos talleres en Madrid. Gentilmente, aceptó y conocí a este hombre de naturaleza fuerte y también amable. Hicimos enseguida buen “contacto” y me propuso que tradujera al castellano uno de sus libros (“psicoterapia 100 respuestas”). Esta pequeña obra terminó de acercarme a Serge y desde entonces mantuvimos una entrañable relación, que su muerte ha venido a interrumpir.

Destaco su afabilidad, nada incompatible con un sistema de valores claro. Un carácter abierto y valiente, producto también de un sistema familiar notable, que le llevó a itinerar durante tiempo, como tantas veces sucede entre las personas de ascendencia judía.

Felizmente casado con una gran terapeuta, Anne, que fue su colaboradora en afecto y en trabajo, construyeron una gran familia que, según me decía, fue siempre su anclaje en medio de tanta tarea y buen hacer.

Una hermosa vida, vivida hasta el final con entusiasmo y alegría.

Tu recuerdo, Serge, me anima a seguir con mi camino.

Miguel Albiñana


miércoles, 1 de febrero de 2012

La vida gestáltica

"Daba el reloj las doce... y eran doce

golpes de azada en tierra...

¡Mi hora! ...—grité.

El silencio me respondió:

—No temas;

tú no verás caer la última gota

que en la clepsidra tiembla.

Dormirás muchas horas todavía

sobre la orilla vieja,

y encontrarás una mañana pura

amarrada tu barca a otra ribera."

Antonio Machado

Y es probable que entonces mires hacia atrás con dulzura

o con triste melancolía,

y te preguntes ahora

si valió la pena tanta ansiedad, tanta premura,

cuando por sí mismas las cosas

van alcanzado sin esfuerzo su figura.

A medida que la vida ha avanzado, cuando a ratos echo la mirada atrás, me sobreviene una sonrisa ante tanta vida caminada, mucha de ella cargada de ansia por llegar a etapas hoy superadas.

Lo que os comparto, en especial a los que andais en más juventud, por si puede ayudar a relajar la tensión por alcanzar aquello que tanto deseais.