viernes, 29 de septiembre de 2017

Melancolía


"Con las pasiones uno no se aburre jamás.
Sin ellas uno se idiotiza"
Stendhal
  



La melancolía es una sensación relacionada con la añoranza del pasado, que es apreciado como algo de naturaleza superior al presente. Suele ir acompañada de sentimientos de tristeza e incluso de falta de ánimo para afrontar la realidad del ahora.

   Se atribuye esta forma de sentir en particular al siglo XIX europeo, llamado el siglo romántico, que abarcó en especial a las artes y a la forma de entender el mundo desde una perspectiva emocional.

   El arte neogótico, la música apasionada, la literatura en que predominan los sentimientos heróicos o irracionales, la pintura con fuertes trazos trágicos, el culto de los sentimientos y de una nueva caballerosidad, los nacionalismos emocionales, por encima de la razón, y un sinfín de ejemplos más, a lo que podríamos añadir la de los sentimientos más allá incluso de la vida práctica,

   Todo ello  llevó consigo, como sabemos, un proceso lleno también de dolor y de guerras, que finalizaría en la gran tragedia europea de 1914, ese gran holocausto de millones de personas y también un violento y sangriento final para esa manera de ver el mundo.


  
 Paseando este verano por la Italia del norte, ese mundo pleno de belleza y de hermoso pasado en un marco natural fastuoso, me llevé una novela romántica que había leído hace muchos años. Se trata de la Chartreuse de Parme (la Cartuja de Parma), del escritor romántico francés Henri Beyle, más conocido por su sobrenombre Stendhal.

   Hacia ya mucho tiempo que no leía novela. La posibilidad de leer en el idioma original es maravillosa, algo que siempre le agradezco a mi madre. Las formas de las frases, los sentidos que van y vienen en cada idioma son un tesoro para quien tiene esta facultad.

   Las aventuras y desventuras de Fabrizio me acompañaron en Bolonia, en Padua, pero sobre todo en los lagos de Garda y de Como. Son lugares de una belleza casi sublime que no ha podido borrar el enorme contingente de visitantes y de residentes que lo suelen invadir. Imaginar a Stendhal escribiendo o llenandose de imágenes y de sensaciones para sus libros, pero también a Liszt componiendo su magnifica sonata "tras una lectura de Dante", mientras paseaba por los jardines elegantes y bellos de la villa en que se alojaba en Bellagio. Solamente respirar en medio de esos árboles magníficos, a orillas del tranquilo lago de  Como....



   Hay momentos, tal vez instantes en la vida, que son fugaces e irrepetibles. Al recordar ahora esos segundos  en que parece que una bocanada de aire atraviesa la mente y me arrebata y todo el alrededor se incluye en la sensación presente, sin que nada se cruce más que eso... Seguro que sabeis a que me refiero, pues de una manera o de otra todos hemos pasado por algo similar. 

   Pues bien ese instante, esa imagen, ese recuerdo es para mi la melancolía. Y, si me dejo estar en ella, soy consciente que me quita el presente, este presente, por ejemplo, en que estoy compartiendo esto, aquí y ahora.

   También sé que hay momentos en que me regodeo en la sensación, en un como si. En algo que pretende en mi mente revivir esa imagen que, de forma ahora deformada por el pasado, intenta imponerse en mi presente.

   Cuando Stendhal regresaba a Francia se sentía invadido por esta sensación melancólica que, en honor a él, se llamó "síndrome de Stendhal", pero esta vez referido a la melancolía que produce volver de un país como Italia, profusamente lleno de belleza de todo tipo, y volver a la realidad cotidiana,  que se aparece como menos bella, menos intensa, menos romántica.

   Y para un gestaltista  esta sensación de melancolía es un reto más de la mente, que puede dejarse arrastrar por el recuerdo o el pasado y dejar de labrar el presente que, finalmente, es el que esculpe también el futuro.

   Sin embargo también el instante fugaz intenso es  el amor, del cual dice Stendhal:


"Ir sin amor por la vida es como ir al combate sin música, como emprender un viaje sin un libro, como ir al mar sin estrella que nos oriente"

Stendhal