lunes, 25 de junio de 2012

deus inversus


La rebelión.

Cuenta la historia que, creado el universo en siete dias, una creatura de dios quiso ser como él. Vamos que no se sabe muy bien si le quería quitar el puesto o directamente simbiotizarse y ser él y dejar de ser creatura para fundirse con la divinidad misma.
Pero a dios no le pareció bien y lo consideró un error o pecado grave, del que le juzgó responsable. Es decir que no se trataba, según parece, de un trastorno mental transitorio o permanente que podía ser sanado con una hábil terapia o ingreso psiquiátrico, sino directamente un desacato a la autoridad constituida en pleno ejercicio de sus facultades de libre albedrío y de acción consciente.
El creador consideró por tanto que, al no tratarse de un acting (actuación irresponsable) sino de una acción plenamente consciente, debía hacerle asumir sus actos y en consecuencia condenó a la criatura a que se pasase el resto de su existencia, que prometía ser eterna, de jefe de la sección de tormentos, especialmente creada para él.
Así que de ser el ángel más bello, así llamado luzbel, pasó a ser un ser bastante horrible, a juzgar para las recreaciones artísticas que tenemos del personaje. Y entonces le llamó demonio, o sea que le cambió el nombre y le asigno la tarea de ir a seducir a los hombres y a las mujeres para tener inquilinos en sus nuevos y recién credos dominios, a partir de ahora llamado los infiernos. No tardó en mostrar sus habilidades el tal demonio y se llevó del paraíso terrenal (un jardín fenomenal situado probablemente por donde ahora reina Ahmadineyad) a primer hombre y a primera mujer y luego a muchos de sus descendientes, prometiéndoles poder y gloria, cuando no sexo o placeres.
Y desde entonces y hasta nueva orden (no se sabe si dios cambia de opinión, pero parece ser que si, cuando se le pide con una actitud razonable) el jefe de los dominios infernales se separó para siempre jamás de dios y se dedicó a la insidiosa tarea de llenar su fonda con cuantas más personas pudo, a base de hacerles proposiciones deshonestas y toda una serie de transacciones, que las de Bankia y las inmobiliarias y compañía se quedan  cortas o tal vez no tan cortas.
Para que no estuviera solo el ahora llamado o mal llamado Belcebú, dios le asignó una corte o una cohorte de asistentes los cuales (perdonen las mujeres una vez más, pero no consta que se crearan las demonias, lo cual -visto lo visto- está siendo seriamente cuestionado por las feministas),  los cuales digo, debidamente instruidos, hacen las funciones delegadas por el jefe supremo infernal.
Seguramente algunos de vosotros habréis visto a esos seres poco escrupulosos en sus actos, en multitud de faenas revestidas de tintes políticos, económicos, pero también religiosos, sociales y hasta culturales.
Algunos de ellos tienen asignado ya un puesto de asistente en el infierno y otros son reclutados para alguna de las múltiples secciones del mismo. El escritor Dante Alighieri asegura haber visto a bastantes de sus conciudadanos en esos tortuosos y torturantes lugares, aunque creo que el sitio se habrá quedado pequeño visto lo visto en los siglos que han pasado desde que escribió su Divina Comedia, que ya son casi siete.
En fin, que dios, con eso de no dejarse quitar el sitio o de no permitir que Luzbel se fundiese con él, acabó haciendo un lío bastante gordo y compadecido de sus creaturas decidió enviarnos a su hijo para remediar las cosas.
Pero eso es otra historia que como sabéis acabó fatal para el hijo, aunque sus enseñanzas hay quien dice que son cumplidas por algunas almas.
Y aquí acaba este cuento que no pretende ser irreverente, aunque  sí hacer sonreír a quien se lo permita, al bajar el mito a la dimensión terrestre.
 Y colorín colorado... este cuento se ha acabado.

viernes, 22 de junio de 2012

La Risa

La risa

Ayer volví a ver una película traducida en España en su tiempo como "El guateque". Para los aficionadso al cine es del director Blake Edwards, y el protagonista es -o era- uno de mis actores favoritos:Peter Sellers.
Creo que la vi cuando era jóven y desde luego hace ya bastantes años(helas!). Cuando la vi me rei tanto, tan seguido y tan fuerte (imagino) que el amigo que me acompañaba se molestó conmigo, porque se sentía incómodo en el cine.
Conservé un buen recuerdo a pesar de todo de aquél momento (aquél amigo se perdió en la noche de los tiempos), sobre todo por la sensación de euforia y de agotamiento tras la sesión.
Hace un tiempo la vi, adjunta a el diario "El País" y la compré por el módico precio de 1€, con idea de volverla a ver, auque las películas, como todo, envejecen, y lo que hacía reir antaño ahora puede que provoque solamente un bostezo.
Mi acompañante no la aguantó y se retiró discretamente a otras actividades. Pero yo segúi. Y la risa empezó como en aquél tiempo, desternillante, alocadamente, porque un buen director sabe darnos u n descanso entre explosión y explosión y a pesar de que lamentaba verla solo, me lo pasé en grande.
Comprendí o pensé comprender cosas que Edwards nos dice con el guión, que por cierto es suyo. En esa escandalosamente pretenciosa y sobrebia mansión calforniana, se reunen unos personajes ambiciosos, falsos, vanidosos, pretenciosos y la figura de Sellers caracterizado como indio de la India, torpe, sencillo y a veces casi grotescamente absurdo, me hace reir por lo desmesurado de las escenas, pero también por ver como cada personaje queda desnudado de su falsa grandeza y lo único que se salva es la simplicidad, el encuentro entre dos personas que lo que quieren es pasar un buen rato, conocer como son los otros... y son ellos los bichos raros para toda esa fauna holliwoodesca. Una fauna que finalmente es arrastrada por un rio de agua y de jabón, como si el director quisiera lavar tanta vanidad, en tanto el protagonista se lleva a us princesa,  y realiza su sueño, sin esfuerzo.
Dicen que reir es saludable, sobre todo si no es a costa de los demás. Ayer me di un atracón de risa y quedé tan exhausto que luego me fui a contemplar la tranquilidad de las estrellas en la noche más corta del año.
¡Feliz solsticio!

miércoles, 13 de junio de 2012

La belleza

Nada quiero razonar acerca de la idea de belleza. Esa cualidad, que ponemos en lo externo o en lo interno, está íntimamente relacionada con la forma.
Y la forma proviene de nuestro valor cultural y de como hemos ido introyectando el valor.
Para mi la belleza es contemplación. No dudo que puedo hacerse en el vacío, en esa aparente nada que se produce cuando nuestra mente se desocupa de contenidos.
Y creo que también puede contemplarse sin apego. La imagen que os propongo es para eso. Para ver, dejar que se produzca el contacto, visual en este caso, y apartar cualquier otro pensamiento, o deseo o apropiación.
Y entonces puede que aparezca otra cosa...

domingo, 3 de junio de 2012

Al amigo

El amigo escucha en silencio. Su mirada es afable, tranquila, comprensiva. Los ojos grandes están abiertos a las  palabras y las formas. El amigo no aconseja, no juzga, no trata de que cambie.
Al amigo le cuento lo que me pasa en la certeza de que todo cabe decir, guste o no guste. A veces repite lo que digo, rara vez pregunta.
La conversación con el amigo no tiene finalidad en sí misma, que no sea poder hablar de sí mismo, como una confesión sin sentencia, sin penitencia.A veces es un compartir, a veces un siple escuchar.
El amigo es lo más grande que pueda darme la relación, pues no pretende, no intenta. La mera sensación de ser escuchado es sanadora por sí misma.
Por eso el amigo es como la vela del altar, que  está siempre prendida, preparada para esa firme meditación de la que salgo reparado, aún cuando no haya una solución para las cosas, pues un amigo no es una abogado, ni un médico, ni un confesor, ni un santo.
Cuando uno está con el amigo no tiene que hacer nada más que estar, pues se siente seguro del amor que hay entre ambos.
Por eso cuando tienes un amigo lo cuidas como a lo más hermoso y preciado, sabes que está ahí y su silencio vale más que mil palabras.