Nada
Cada palabra responde en
principio a una sensación. Puede que a una experiencia. Tal vez a una ilusión o
fantasía. Las palabras que reflejan más la experiencia cabe que contengan
sonidos arcaicos, pertenecientes a una humanidad remota.
Hay quien opina, por ejemplo, que el sonido BRRR puede tener que ver con la
representación del trueno, símbolo de las potestades divinas del cielo. Para
los hindúes, los “mantrams” reflejan aspectos que nos conectan con lo celestial.
Algunos son atribuidos a divinidades y sirven para invocarlas.
En nuestro idioma,
"nada" no contiene aparentemente ningún sonido que represente lo
inexistente. Lo vacío. Pretende expresar algo que es una experiencia psíquica.
O describir una idea, con connotaciones o incluso grandes pretensiones
emocionales.
Nada es aquello que no tiene
ni contenido ni forma. Por tanto tampoco tiene tiempo. Ni está en parte alguna.
El ser racional, el humano,
atribuye contenidos a "nada". No hace falta ser
"existencialista", ni leer a Sartre, para "imaginar" la
nada. Porque pretendemos con ello expresar una experiencia que creemos real o
es imaginaria. La de dejar de existir.
Pues es lógico que tener la experiencia de la nada precisa verla. Poseerla o
ser poseído. En cuyo caso uno mismo se hace nada.
Y desde la nada, nada puede
existir. Por tanto tampoco yo.
En el momento en que yo fuera
nada ya no sentiría y dejaría de ser o de creer que soy. Y es quela mente tiene
ese asombroso poder: imaginar. Imaginar lo que es o incluso lo que podría ser.
Y la experiencia de la nada
suele ser descrita por los que vuelven de ella como algo espeluznante, difícil
sino imposible de digerir, de integrar.
Pues para lo viviente
solamente existe la vida, ya que la nada, que imaginamos que existe en la
muerte, es indescriptible por definición.
Por eso nos da, o suele dar,
tanto miedo esa palabra. Refleja el no ser. O el dejar de ser, en realidad.
Y cuando el que vive quiere
dejar de ser, muere. Y si muere entra en aquello que tanto ha temido, que es la
nada.
Y los que estamos vivos o
medio vivos nos alejamos de ese vocablo, lleno de connotaciones no vitales.
Y, al final, nada acaba siendo
lo que imaginamos que existe tras la vida. Pero si algo existe ya no es nada. Y
si algo no existe es nada.
Y entonces ocurre que a veces,
en espacios-tiempos determinados, existimos.
Y en otros espacios-tiempos no
existimos y somos nada.
Memento homo, quia pulvis eris et in
pulverem reverteris
“Acuérdate hombre, que polvo eres y al polvo regresarás”