miércoles, 9 de mayo de 2012

Muerte y vida (IIa parte)

Aún cuando el primer tramo de este escrito no ha suscitado muchos comentarios, voy a publicar esta breve IIa Parte, del mismo, que tendrá una continuación...
La muerte todo lo sacude. Como el caballero de la foto arrebata la realidad y la transforma... El Shiva o la Kali de las dos caras: con una crea y con lka otra destruye...




2.-La muerte como vivencia, como hecho socio-religioso y como idea portadora de angustia.

Estas consideraciones pretenden hacer evidente que la consciencia de vida y de muerte es un elemento esencial en la existencia del humano actual. Ciertamente, la muerte es un hecho per se, que habitualmente ha afrontarse en los otros antes de topárselo ante sí mismo, ya sea de forma irreversible, ya sea como anuncio de lo que ha de llegar. La muerte es, por tanto, un hecho “absoluto”, innegable y consustancial a la vida.
La muerte es además un hecho social. Como puede verse en la historia de la especie, y puede notarse en la actividad diaria (funerales, enterramientos etc.), con lleva unos ritos que la hacen asimilable, aceptable, y que son similares en cada pauta cultural.
En tercer lugar, la muerte es una idea. Un acontecimiento imaginado futuro y necesario, que abarca una serie de pensamientos, ligados a emociones. Y como tal idea/hecho futuro es el que más ha interesado a la filosofía y a la psicología. La muerte como suceso necesario y como hecho social han sido y son tratados en términos de grupo. La muerte como idea acontece en la conciencia intelectual y afectiva y es un fenómeno ligado a la situación de angustia, así llamada “existencial”, puesto que es inherente a la existencia. Como decía al inicio, es esta idea la que es producto principal de la evolución y en especial en función de la necesidad de afrontar las dificultades que genera en la mente la percepción de sí mismo como individuo, diferente a los demás, al tiempo que se pretende solucionar un hecho futuro, la muerte, al que se adscriben cualidades negativas (dejar de ser, o de estar).

14 comentarios:

Anónimo dijo...

A lo que aquí pienso que me trae es Guillermo, el Anticristo, el verdadero Anticristo, Guillermo el lúcido, el obscuro más bien. El que todos nombran y nadie cree. En el que todos creen y nadie nombra. Ese espíritu cuyo nombre debe ser nombrado en vano y lo es, y no llega a serlo al ponerse en boca de otros, pero que lo es. Y llevo al límite la polaridad, tan nombrada y tan maltratada. Siento su camino como cenizas en mis ojos, dando sal al carácter, escociendo voluntades. Quiero no saber de él para que no me lo maltratéis, para que no me maltratéis como hicieron los que un día me trajeron, y quiero saberlo todo. Un hombre que diciendo, no da nada, un hombre que dando lo dice todo. Quisiera estar junto a él, ser su discípulo y escribir su Antievangelio. Antiamén.

Y tú hablando de la muerte que no es, la muerte es en vida, muero porque no muero, la auténtica muerte, a eso se refiere todo. No tomes la muerte en vano, siéntela como aquí y ahora, que es lo que completa tu gestalt. La muerte, en la que ya estamos todos, en la que nacemos, vivimos, nos reproducimos y morimos, es la MUERTE. Esa es la de no me entero, la del vacío.

Déjame morir, déjame morir de esa muerte, déjame volverme loco, déjame no ser. Pedro

Acuario dijo...

la muerte, al que se adscriben cualidades negativas (dejar de ser, o de estar).
Estas líneas finales son las que más me han llamado. Dejar de ser, o de estar... No le veo cualidades negativas, sino simplemente que en el transcurso de mi vida, sucede justamente eso, que hay momentos en que no soy, en que no estoy, que se esta produciendo algo dentro de mí, que hace que una parte de mi tenga que morir para dar paso a otra.
Lo díficil es atravesar ese proceso con dignidad, darme cuenta de lo que me esta sucediendo, de ser consciente de vivirlo, de sentirlo, simplemente lograr ser capaz de fluir con la muerte...
Cito una frase:
"Mientras no mueras y resucites de nuevo, eres un desconocido para la oscura tierra" "Goethe"

A. dijo...

Se me ocurre asociar el título de tu entrada anterior con el de estas dos últimas, aun cuando no tuviera relación. Por un lado has hablado de los caminos de la trascendencia, por otro de la vida y de la muerte, como dos aspectos indisociables de la existencia.

B dijo...

No acabo de saber a que trascendencia te referías en el artículo de Memo, porque en tus artículos no encuentro ningún atisbo de plantear que algo de lo que somos pueda trascender a la muerte, salvo en la memoria de la especie, para algunos que consiguen dejar un testimonio perdurable de su existencia.

C dijo...

Me resulta chocante que aparentemente sólo des crédito a las investigaciones antropológicas y consideres todo lo demás (me refiero a la otra investigación, la de aquellos que han querido buscar precisamente ésa trascendencia) no merezca tú apreciación. Quizá esto es solo una interpretación mía…

D dijo...

Para hablar de mí, diré que he pasado por diferentes etapas en mí relación con la muerte. De niña la muerte en la que pensaba con tristeza era la de mis mayores, sabía que mis abuelos un día desaparecerían y que más tarde lo harían mis padres, aunque esto me parecía muy remoto.

E dijo...

Más tarde empecé a sentir atracción por la idea de morir, como forma de escapar a una vida que se me hacía en algunos momentos, árida, costosa y dolorosa. Esto duró hasta que, pasado el tiempo, una buena mañana me di cuenta de que mi muerte no era una opción, sino algo que sucedería tarde o temprano, así me curé del deseo de morir, una putada, por cierto, porque entonces empecé a no querer morir y a tener miedo a la muerte.

F dijo...

En otro punto mucho más reciente vi con dolorosa certidumbre a donde me dirijo, y esto volvió a asustarme al comprender que ante mí se abrían solo dos opciones en el camino, vejez y muerte o muerte.

G dijo...

Algo he aprendido en la vida y es que las cosas suelen doler menos de lo que me imagino. De pequeña no quería crecer porque pensaba que tendría que dejar de ser quien era para ser mayor, que mí cuerpo cambiaría y sería otro, y yo no quería dejar de ser quien era, luego esto fue sucediendo lenta y paulatinamente y yo no me di casi ni cuenta de cómo. Al cabo del tiempo era una mujer aunque a la vez seguía siendo yo.

H dijo...

Quizá la muerte propia duela menos que las de los otros, aquellos a quien amamos, que se van dejando el recuerdo de su contacto en nuestro ser, llevándose esa visión única de los momentos compartidos, los ojos que nos miraron de una manera irrepetible, aquella imagen reflejada en su retina, que nadie más vio…

I dijo...

Como ves, Miguel, este tema me mueve muchas cosas, y más que podría decir. Lo que comparto contigo y con los que estén a la escucha, lo hago con amor, que creo que es el impulso que nos hace sentir inmunes a la muerte. Un gran abrazo.
Ch.

miguel albiñana dijo...

Muchas gracias a todas/os por los comentarios. Me animan a seguir escribiendo y a esaparcir mi experiencia.
la trascendencia para mi actualmente no tiene que ver con la superviviencia de la idea de mi mismo. Ese yo es un instrumento producto de nuestra evolución, asombrosa evolución. Sin embargo no creo que como tal individualidad "trascienda": Polvo somos y en polvo nos convertiremos...
La trascendencia a través de las situaciones cruciales, tal que la prisión, la enfermedad, la muerte... nos puede permtiir ver cuan frágil es nuestra vida y cuanto podemos hacer por sacar de ella todo su fruto, solos y en compañía de los demás...
Finalmente y para entenderse en la investigación "antropológica", no niego sino que afirmo que la experiencia meditativa, en cualquiera de sus variedades, nos ayuda a entender y a aceptar la vida como aparece a nuestros sentidos...

Sandovictor Hugo dijo...

Mi é piacuto il tuo articolo!

Anónimo dijo...

. COMO DESARROLLAR INTELIGENCIA ESPIRITUAL
EN LA CONDUCCION DIARIA

Cada señalización luminosa es un acto de conciencia

Ejemplo:

Ceder el paso a un peatón.

Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.

Poner un intermitente

Cada vez que cedes el paso a un peatón

o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.


Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.


Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.


Atentamente:
Joaquin Gorreta 55 años