El cuento de Hastakín
Hastakin se sentó en la silla mientras esperaba ver pasar el cadavér de su enemigo, pues ese había sido el consejo de su sabio maestro .
Con el pie derecho calentando al sol de noviembre, miraba el horizonte. Pasó un hombre cerca y le pisó.
Hastakin le reprochó el pisotón, a lo que el hombre le replicó: " no fue mi intención pisarle, buen hombre, pero le recomiendo que aparte el pie para que no le pisen".
Calló el sentado y siguió su reflexiva contemplación .
Al poco rato, el hombre llegó de nuevo y en su rápido caminar volcó la taza de té de Hastakin. Éste protestó d e nuevo. El hombre le contestó " no deberías dejar tu taza en lugar tan inestable. No es mi responsabilidad."
Poco después, el hombre regresó y se dirigió a él pidiéndole que le dejara sentar en su silla, alegando que estaba cansado, y lo necesitaba. Hastakin se negó. Pero ante su insistencia y la cara de desgracia que el otro ponía, se levantó para cederle el sitio.
Y de repente...
De repente vio pasar el cadáver de su enemigo.
Se sentó d e nuevo .
El hombre le miró.
Y se fue.
Y Hastakin pidió un te y puso sus pies al sol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario