miércoles, 18 de abril de 2012

Memo III, caminos de trascendencia


Memo (III). Caminos de trascendencia

Desde su forzado retiro en la prisión de Almoloya, Memo comparte con sus interlocutores su experiencia. En su despachito, tras una sencilla mesa, preside una foto de Freud y, a un lado, la imagen de un venerado maestro hindú: Muktananda, cuyos ojos parecen despedir fuego.

Tras referirse al camino de las sustancias que alteran el estado de la conciencia, menciona una segunda experiencia para dejar de lado lo que no es principal, un dinamizador fortuito de la conciencia: la muerte de seres queridos o muy cercanos. Él tuvo que pasar por enterrar, entre otros, a una de sus parejas, y vivió la mayor parte de su adolescencia sin padres, que murieron siendo niño, ni protectores familiares. Creo que el fallecimiento de la persona con la que había convivido un tempo le hizo percibir algo, de lo que finalmente terminó dándose cuenta en aquellos días de encierro obligado.

Y es que la muerte a todos equipara y pone de manifiesto la brevedad de la existencia y que la vida cuelga de un hilo bien fino, como la llama de una vela sometida a vientos imprevisibles, que lo mismo permanece encendida cien años, que se apaga en un soplo de enfermedad o mala suerte.

De la muerte nada se puede decir más que lo que cada uno experimenta. En relación a ella y a mi experiencia escribí hace poco, por lo que me voy a referir a lo que describí en la Revista de la AETG 2011 en un artículo posterior.

La muerte de los cercanos puede sacudirnos y hacernos comprender lo esencial, siempre y cuando sepamos aprovechar esa vivencia, a veces acercándonos a la vida esencial o en otras sumiéndonos en estados de desesperanza.

La tercera vía que Guillermo menciona en la entrevista es la cercanía a la muerte propia, el haber sido rozado o sacudido por la posibilidad o certeza de morirse y darse cuenta de cuan fútiles son nuestras expectativas, deseos y penas y cuan tremenda es la procrastinación, esa enfermedad que nos hace dejar para más tarde la búsqueda y realización de nuestras metas e ideales, de aquellas cosas que nos hacen felices, de la dicha breve en el planeta, del amor a y de los demás…

La enfermedad que padecía Memo en aquellos años producía la muerte casi segura en relativamente poco tiempo para la mayor parte de los contagiados por el VIH. Hubo que pasar por la enfermedad y desaparición de numerosos seres queridos y él fue testigo de ello antes de morir Aunque no sufrió enfermedades oportunistas graves, padeció un doloroso herpes que le azotó la espalda y una pérdida de peso provocada por la enfermedad. Lo que, unido a las condiciones nada fáciles de la prisión, posiblemente aceleró el deterioro físico y la sensación de que la vida se le iba rápidamente. Ese contacto con la muerte próxima cambió notablemente la forma de Guillermo de ver su vida y el contacto con los demás. Pienso que le hizo más frágil, más vulnerable, más centrado en los demás, más sensible a aspectos cercanos a la vida, como la autoconservación.

En lo relativo a la cercanía con la muerte propia, compartiré también mi experiencia en el artículo mencionado. ¿cómo no coincidir en que la cercanía del fin nos pone delante de lo que es principal y de lo que es accesorio? ¿no es eso la realidad justamente?

Y casi siempre es un detonante de entender lo amoroso, el contacto verdadero, la solidaridad…casi siempre…

La cuarta vía de la que nos comparte Guillermo es la pérdida de las cosas materiales, entendida como la quiebra de nuestras finanzas, pequeñas o grandes, el quedarnos sin nada, la pobreza sobrevenida, de la que tan maravillosamente nos habla el Libro de Job en la Biblia y que comenta Carl Jung en su “Respuesta a Job”.

El “Tener o Ser” de E. Fromm, la vida entendida como un proceso de constante enriquecimiento material, como se nos enseña y propone en “Occidente” o la vida concebida como la riqueza del que da mucho a los otros, de aquél que vive sin obsesión por el tener…(hay un pueblo en Polinesia para el que el más rico es el que más da, a quien más le deben y no el que más tiene o atesora).

Pienso que Guillermo se refiere a esto en la medida que buena parte de sus posesiones se perdieron en aquellos años o dejaron de ser significativas. Y que esto le hizo entender también por este camino lo que era y lo que no era importante en su vida.

En un viaje de hace años a la India, viendo la India de los que no tienen nada o casi nada material, sentí una tremenda sacudida existencial. Creo que no he sido capaz de regresar desde entonces a ese fascinante país, tan fuerte fue la conmoción. La gente durmiendo en las calles, los cuerpos sin vida en Benarés o en Katmandú, los restos humanos quemados en los fuegos… todo esto es una convulsión para los que vivimos en la aparente seguridad de nuestras posesiones, ahora tan seriamente amenazadas por la tan propagada crisis…

Pero ¡Qué diferente ha de ser el tener y dejar de tener! Esas historias de vida tan cercanas para algunos y tan lejanas para otros…Vale la pena reflexionar sobre ello….

Finalmente, la quinta senda es la pérdida obligatoria de la libertad, con la que nacimos en un principio, antes de que el orden social nos la limitara o nos privara de ella de manera abierta o solapada: haciéndonos esclavos del trabajo por ejemplo. O del consumismo. O del sexo… o de tantas cosas de las que tan difícil es librarse en un medio social que nos bombardea en todos los medios educativos o de difusión.... Pero más absolutamente, más manifiestamente, acordémonos de las épocas en que las personas eran vendidas como esclavos o sometidas a la tierra que cultivaban, los siervos de la gleba en Europa, o aquellas espeluznantes cacerías de esclavos africanos a los que ni la religión oficial protegía, que se dudaba sin tenían o no tenían alma para justificar el delito, vendidos luego como, o peor que, animales en América…Cuando estuve en Senegal, la visión de la isla de Goré, desde donde se enviaba a los esclavos en barco, es un monumento al horror de la supuesta civilización occidental. Vidas personales y aun de generaciones, arruinadas para siempre.

Pero veamos también la prisión cuando, justa o injustamente, las personas son encarceladas y se ven obligadas a convivir con otros humanos que han cometido crímenes de todo tipo, en condiciones a veces casi insoportables, y en el mejor de los casos, privados de su libertad…

El colocarse ante estas situaciones hace que nuestros problemas personales, tantas veces obsesivos o neuróticos, se recoloquen. Memo decía en la cárcel que tras convivir con asesinos y violadores lo menos que aceptaría tratar ya como terapeuta sería sicóticos… La neurosis le parecía aburrida e innecesaria. Y sin embargo…. y sin embargo… la prisión del alma encerrada en su laberinto neurótico es también una prisión de difícil salida.

Pienso que él pasó por esos cinco estados de pérdida y por eso hace mención de ello. Probó los estados de conciencia alterados usando las plantas, perdió a seres queridos, entre ellos personas a las que había estado ligado afectivamente, vivió la cercanía de la muerte al contraer el virus del sida, perdió las posesiones que amaba, entre ellas su rancho que ni siquiera llegó a estrenar y finalmente su libertad, víctima de la maledicencia y de su propia energía autodestructiva.

Por ello, cuando le vemos en la prisión haciendo su labor de terapeuta, de pedagogo, de maestro, con todo eso que ya no tenía, sus ojos brillan con una particular inocencia, tal vez engrandecida por la visita de su maestro, del cariño de sus colegas, amigos o ex--pacientes y su necesidad de hacerse fuerte ante la desdicha, de no provocar inútil compasión ni propia ni ajena.

Los presos, sus compañeros y discípulos, son presentados a la comitiva que le visita con sencillez e ironía, sin ningún tipo de pena ni falsa compasión o caridad, como un ser humano a otro que está recorriendo su camino. Aprovecha las enseñanzas que ha recibido en la vida y las va distribuyendo entre los más desfavorecidos. En las visitas que le hice, la esperanza de salir era una palabra que ni se mencionaba. Al menos conmigo era puro aquí y ahora.

Creo que si existiera el karma además de como concepto, la forma en que Memo terminó su vida sería la mejor para “quemar” lo que le quedaba y poder pasar a otra etapa, lo que afortunadamente sucedió ya fuera de la prisión, en los pocos meses que transcurrieron ya en libertad, antes de su fallecimiento .

No todos pasamos o necesitamos pasar por esas etapas o experiencias y menos obligadas, por esas formas de encontrar trascendencia. Indudablemente, cada uno tiene su camino y además, la suerte es diferente para cada quien. Sin embargo, estoy convencido que es saludable reflexionar en estas situaciones siempre posibles en la vida, siempre cercanas por mucha que sea la seguridad con la que nos envolvamos o protejamos: ahí está el camino “voluntario” de Gautama el Buda frente a la protección que sus padres le quieren dar frente a la desgracia.

A mi manera, creo haber pasado, por las cinco etapas que menciona Memo, y también por otras diferentes, aunque sin duda con una intensidad correlativa a mi forma de ser, a mi personalidad. Ciertamente, creo que la cárcel física es una prueba tremenda de la que me he librado. El visitar a los presos me parece desde entonces una actividad admirable y poder ayudarles más todavía.

Lo importante –pienso- que es darse cuenta de que la vida es la de ahora, la que nos toca vivir y que todas esas situaciones son sacudidas que llegan (y no siempre llegan todas y no a todas las personas de la misma forma) para recordar que hagamos ahora lo que podemos hacer. Que nos dejemos de deberías, de hubieras podido, de que hubiera pasado si… o de lo que pasará. Nada de eso sirve. Algunos se arrepienten de lo que no hicieron y otros de lo que hicieron y ¿para qué sirve? Si acaso pa enderezar el camino del presente.

Nadie es mejor o peor que el otro. Nadie es igual que el otro.

Pero sí que verdaderamente es probable que algunos, que ya hemos transitado por algunas sacudidas o crisis vitales, podamos ayudar mejor a los que no han caminado por ellas o están en proceso de pasarlas.

Tal vez es esa la relación terapeuta/orientado. No se trata de decir por donde hay que ir, ni qué experiencia hay que pasar, ni menos si una es mejor que otra. La escucha de lo genuino, el reconocimiento de lo esencial es personal.

Ese acompañamiento, del que fui recipiendario y ahora dador, es el que ha proporcionado y hoy sigue suministrando sentido a mi vida.

Porque, recordando a Machado:

“Caminante no hay camino.

Se hace camino al andar”

19 comentarios:

Ines dijo...

Qué rico tu artículo, Miguel.
Memo me inspira esta cita: "las vidas de los grandes hombres nos recuerdan que podemos hacer sublimes las nuestras y, al partir, dejar huellas en las arenas del tiempo" (Longfellow).
Gracias, me ha emocionado.
Inés

miguel albiñana dijo...

Gracias INés, tu comentario combina con la foto de Remedios que ilustra el artículo...:)

Acuario dijo...

Es un artículo tremendo, muy emotivo. Tener la capacidad de acompañar aún cuando la propia persona esta viviendo y conviviendo en condiciones extremas. Tener la capacidad de trascender y ser. Entregarse. Da fuerzas para sobre llevar los "A veces", Los Momentos de flaqueza.
Muchas gracias por transmitirlo.

Anónimo dijo...

Estoy intermitetemente siguiendo a Memo, maestro, conocido a través de ti, tras mis encuentros con tigo en un curso de formación gestalt. Por saber de tí supe de él. Y me he dado de bruces con tu blog, intentando saber más de Memo, que me atrae como un imán pese a conocer poco, únicamente por su libro "la lcoura lo cura" y varios artículos interneteados. Y aprovecho: inevitablemente he estado pensado en tí junto a mi, en el momento en el que me hiciste caer en lo profundo de mí, en el que me brotó la consciencia de mi perdida situación, en tu vacío fértil, terrible y magnífico para mi. Fue puro acompañamiento, del bueno, del dejar ser y sentir, sin casi, me atrevo a decir, entender, para dejar que el que tenía que enteder, entendiera, sino en ese momento en el que fuera. Te estoy profundamente agradecido por ello, por los tres o cuatro encuentros de verdad, que se me han quedado grabados y alimentan los que ahora tengo fuertemente. De momento este es el medio que me ha surgido de comunicación con tigo, si la vida nos vuelve ha juntar lo celebraré sino también. Un abrazo. Pedro.

Anónimo dijo...

muchas gracias Pedro por tu comentario que agradezco profundamente y a tí Acuario por ese subrayado de "a veces" que yo hice con mucha intención...
Un abrazo
Miguel Albiñana

Ch dijo...

La perdida lleva a la crisis y ésta a un necesario cambio de vida, en alguna forma, un renacer o morir.La crisis es algo que arrasa con las certidumbres y nos pone ante la evidencia de que en la vida la seguridad es un espejismo. Por eso cada vez comprendo más lo de vivir en el ahora sin despegar los ojos de la tierra, del camino, como tú me ha dicho a veces, Miguel, atenta solo al siguiente paso, como cuando se atraviesa un desfiladero.

Anónimo dijo...

Eso pienso yo tbn Ch. La seguridad virtual de la infancia acompañada casi siempre de padres que nos parecen omnipotentes, da paso a la fragilidad de nuestra esxistencia y no por ello menos, a la necesidad de vivir la vida lo más auténticamente posible...
Miguel

Anónimo dijo...

No creo en las casualidades pero me vuelvo a chocar contigo en otro momento de mi vida en el que lo que aquí se nombra me está pasando en cierto grado. También he llegado a la conclusión de que los caminos de trascendencia son caminos extremos y todos relacionados con la muerte-vida (en ese orden), como los que Memo nombra. En alguno me he asomado y en alguno me asomo (el vértigo es acojonante). Me señalan otros pero no los veo. Los de Memo me parecen claros y lógicos, morir para renacer, matar al ego de exceso o de defecto de ego, pasión y resurrección, oruga y mariposa,...Un abrazo. Pedro

Anónimo dijo...

Puede ser que algo interior te esté resonando Pedro... En mi experiencia el camino no es único, sino personal e intransferible.
La escucha de por donde te lleva tu organismo puede ser la solución, valorando la presión del miedo...
Miguel

miguel albiñana dijo...

En cualquier caso, me alegro de saber de ti Pedro

Ch dijo...

Lancé la pregunta ¿qué es vivir auténticamente? y la respuesta que me ha llegado es que esto ocurre cuando hay coherencia entre pensamiento, sentimiento y acción. Esto que parece sencillo, claro y diáfano es muchas veces como limpiar un camino cubierto por la maleza...

miguel albiñana dijo...

opino como tu Ch, que cuando emprendemos la acción con sentimiento y conciencia vivimos auténticamente aunque haya que pasar por la cruz...
Sin embargo, más modestamente, a veces puede ser auténtico -en mi opinión- aceptar la fragilidad de nuestra persona e ir como podemos a la experiencia o retirarnos de ella...
... video meliora
proboque
deteriora sequor... ¡ay!

ch dijo...

Tus palabras me parecen llenas de compasión, de la buena, de la que abre el corazón Lo último no lo entiendo ¿es latín? nunca llegué a estudiarlo...

Anónimo dijo...

si, es latin, ajaj... siempre me hizo mella ese dicho:
"veo lo mejor
y lo apruebo
y sigo lo peor"---
para mi refleja la fascinante fragilidad de la voluntad....miguel

ch dijo...

Pues a mí esto me trae a la memoria ese dicho...el corazón tiene razones que la razón no entiende...o algo así

Acuario dijo...

Llevo varios días fascinada con vuestra conversación, CH y Miguel. Vivir autenticamente, ser honesta, ¿es posible, sin sentirse frágil?.
La voluntad, el corazón. Siento que a veces hay que tomar muchas decisiones, y no siempre son fáciles.
Sentimiento, acción, pensamiento, a veces no son compatibles...

miguel albiñana dijo...

Es verdad, a veces no podemos hacerlo compatible y por eso se plantea el sufrimiento.
Tomar decisiones no significa que sea fácil...

ch dijo...

Totalmente de acuerdo con los dos (hoy estoy confluente)
La vida no se para para que tomemos la decision más adecuada, aunque de alguna forma siempre lo hacemos...

Sandovictor Hugo dijo...

Esta trilogía de Memo me ha encantado.