viernes, 10 de junio de 2011

Mirar atrás


En ocasiones el pasado me produce una sensación de profunda tristeza, una melancolía interior, una nostalgia que me lleva. La sucesión de recuerdos, gratos o ingratos, la película de la vida filtrándose por la memoria me seduce tanto que solamente puedo estar ahí, en la remembranza.
He llegado a pensar que el pasado, que brinda esa aparente seguridad de lo ya sucedido, me seduce apartandome del presente o de la planificación del acto futuro.
Una vez, una supuesta adivina creo que me dijo que, próximo a dejar esta existencia, sentiría una profunda tristeza. Es algo que uno de mis seres más queridos me dijo que sentía cuando estaba preparandose a partir. Cuando me lo externó lo entendí tan bien... pues era una persona que amaba apasionadamente la vida y la dura enfermedad no pudo quitarle su deseo de vivir y de experimentar hasta el último momento, por doloroso y cruel que fue.
Cuando experimento esta sensación quisiera poder compartirlo. No buscando ningún consuelo, que bien sé que nadie puede darlo si no es desde una óptica religiosa o de esperanza. No. Más bien queriendo ser escuchado, como un pequeño se lamenta de su desdicha, o un animal herido, que no pretende ser curado sino solamente ansía una caricia.
Me pregunto si parte de esta sensación será lo que, desde la experiencia, la filosofía conoce como vacío existencial, angustia ante lo efímero.
Conozco diversos "remedios" para esta sensación y muchos de ellos son eficaces, principalmente volver al presente y no volver la cabeza ante la ruta pasada, para no convertirse en estatua de sal. Es cierto: funcionan.
Y sin embargo, algo me sigue diciendo en mi interior que esta delicada tristeza tiene razones que la razón no comprende y no me la quiero quitar. Puede que me sucediera como a Machado:

"En el corazón tenía la espina de una pasión
Logré arrancármela un dia
Ya no siento el corazón
Aguda espina dorada
quien te pudiera tener
en el corazón clavada"

Y es que esta dorada espina es un recordatorio permanente de que mi vida pasa, veloz y efímera y que es conveniente recordarlo, aunque sea para no sucumbir a la sombra, a la falsa percepción de que lo único que existe es el presente...
Ya que el presente tampoco existe.

8 comentarios:

Raquel G. dijo...

Mientras leo tu entrada, una mariposa blanca se cuela en la habitación y revolotea entre mi cara y la pantalla. La miro. Es blanquísima, veloz y frágil. Frágil y veloz como la vida, pienso. Espero a que salga para seguir leyendo. No es típico de mí prestar atención a las mariposas, pero parece que ésta quisiera decir algo volando entre tus palabras y mis ojos. Quizá es una caricia en forma de mariposa. Una caricia blanca de la vida y de la muerte.
Me resulta curioso, a mis 40 recién cumplidos, sentir también nostalgia de un pasado más trepidante y aventurero, más esperanzado. ¿Es la esperanza una trampa? Cuando vengo a descubrir que no voy a comerme el mundo, el mundo ya me ha fagocitado. Me digo que la muerte llegará, silenciosa o ruidosamente, y tampoco podré evitarla. Como la tristeza. Como la mariposa. Y me digo, tan cartesiana y escéptica como siempre, que si nada es permanente, la muerte tampoco ha de serlo. Aunque esto no sea consuelo, quizá sirve de caricia. Pienso en Machado, con su último verso en el bolsillo, "Estos días azules y este sol de la infancia". Dolorido y solo, cruzando la última frontera. Quizá no es la última, quién sabe. Me digo que es mejor caminar hacia ella, como Machado, que sentarse a verla venir. Pero en realidad no lo sé.

Un abrazo y una mariposa.

miguel albiñana dijo...

Gracias Raquél, un mariposa blanca, papalotl ¿sabías que la mariposo es símbolo de eternidad, de evolución?... la oruga que se transforma y vuela... hacia la llama para quemar lo que no le sirve...

Raquel G. dijo...

Gracias a ti, Miguel, por compartir todo esto. No sabía que la mariposa simbolizara el movimiento eterno. Voy corriendo a buscar en la Red esa palabra, "papalotl". Quiero saber más de ella; suena a mexica, voy a ver...

Aquí dejo un micropoema de los míos. Lo titulé precisamente "Movimiento", pero ahora quiero titularlo "Papalotl". Es el humilde regalo que quiero hacerte.
Otro abrazo.

PAPALOTL

En la charca mira el niño
un raro tipo de insecto
que aún no sabe nombrar.

Así también yo contemplo
este nuevo movimiento
de mi conciencia.

miguel albiñana dijo...

graciassss

miguel albiñana dijo...

graciassss

Raquel G. dijo...

Las mariposas en el México Antiguo:

http://mariposasmexicanas.blogspot.com/2010/08/las-mariposas-en-el-mexico-antiguo.html

Ariel dijo...

Yo no entiendo demasiado de vivir en el presente ni he leído mucho a esos sabios que hablan de él. Pero siempre acabo por preguntarme si estos personajes "iluminados" no han perdido la capacidad de sentir el corazón (y no hablo del sufrimiento).En todo caso tu corazón está vivo y eres una persona muy bonita, Miguel, y eso me llena de alegría.

Raquel G. dijo...

"En el corazón de los más temerarios hay cuerdas que no pueden tocarse sin emoción". Edgar Allan Poe

http://youtu.be/pi9upqDwGqE