Historia de Centro Eleusis
El Mito de Eleusis
Perséfone se pasea por el prado cubierto de fresca hierba de
primavera. Flores por doquier bajo sus pies y ese aroma tan especial que se
produce cuando las plantas se doblan bajo la humana pisada.
La doncella parece extasiada ante lo que se presenta a sus
sentidos y completamente integrada en el paisaje. Todo rezuma a vida, los
colores, los aromas, la brisa y la tierra y cierta humedad que ha quedado de
las recientes lluvias.
Su cabello, que se mece suavemente en el aire, parece ser como las
hojas de los árboles que la acompañan.
Ella se inclina ante un bello narciso que crece silvestre de entre
la hierba y absorbe su fragancia. Y el mundo parece detenerse ahí mismo.
Y en ese instante una fuerza sale de la tierra y que, con forma
humana, separa la misma tierra y la arrebata. Perséfone desaparece a la mirada
de sus jóvenes y tiernas compañeras, las ninfas. No saben qué ha sucedido, mas
la joven hija de Deméter no ha dejado
rastro.
Y es que la vida, tan radiante, se ha ocultado en el mundo de abajo.
En lo velado. El más allá. El mundo de los muertos.
……………..
La vida, la realidad que percibimos, parece verdadera a nuestros
sentidos. Así está hecha la mente del humano, al menos. De manera que, ante la
vida, la muerte parece como algo contrario: es vida contra muerte. Por ello,
sin querer o queriendo, aprendemos a amar la una y a huir de la otra, sin
darnos cuenta de que son dos caras de la misma moneda.
En la antigua Grecia, muerte y vida formaban parte, probablemente,
de un mismo signo. El hecho de que Hades, el dios que reina en el inframundo,
arrebate a la diosa a su hija nos señala este acontecimiento. Por mucho que
Perséfone sea hija de Zeus y de Deméter,
en el mito se nos marca cómo todos estamos sujetos a una regla que define la
vida misma: la in-permanencia.
El mito más adelante nos narra como, tras diversas y emocionantes
peripecias, Perséfone regresa un tiempo a la vida, aunque otro tiempo ha de
permanecer con Hades en el reino de
abajo, en el de los muertos.
Ello da lugar a la interpretación del mito, que viene a decir que
todo muere para regresar después. Así como el grano muere en invierno y renace
en primavera. O, según lo veamos, muere en el asfixiante verano para renacer
con las lluvias.
De esta manera, aceptamos que nuestra existencia es efímera y que
dará lugar a una nueva, como quiera que lo pretendamos entender.
En los mitos de Eleusis se iniciaba a las personas que estaban
preparadas para asumir lo que se llamaban misterios. Asumir esas verdades no
inteligibles requería un secreto (origen de la palabra misterio). Por ello, los
iniciados no hablaban de lo que se les mostraba.
Cualquiera que fueran las pruebas que debían pasar los iniciados
en el gran templo de Eleusis, lo que sabían y llegaron a experimentar no parece
haber trascendido. Hay quien piensa que la toma de una pócima alucinógena
permitía ver a la diosa, a la mismísima Deméter, que revelaba la verdad de la existencia. Tal
vez.
Lo que si que parece claro es que el secreto se rompió rara vez y
que los iniciados declaraban haber cambiado su forma de vida y la percepción de
la existencia misma tras la experiencia de la iniciación en los templos
eleusinos.
………….
La Vía chamánica
Los años que viví en México en los 80 fueron de profunda
transformación. Podría decir sin ambages que mi manera de percibirme y de ver
lo que me rodeaba cambió radicalmente. Nada que ver con algo “milagroso”. Como
casi todo en la vida fue un proceso. La sensación de estar allí y estar
preparado para el cambio fue racionalizada más adelante. Pero fue así.
La llegada a mi vida de formas más libres de entender el camino,
con menos ataduras y el desarrollo de capacidades que estaban ahí pero no
habían sido percibidas por mi, se fueron dando continuadamente en un proceso
siempre excitante e intenso.
Cuando el discípulo
preparado aparece el maestro. Puede que lo contrario sea cierto también.
Y ese maestro y durante un bien tiempo (aunque falleciera hace 23
años sigue siéndolo) fue Memo. Una extraña carambola vital lo puso en mi camino
y anduvimos un buen tiempo cercanos. Las enseñanzas de Guillermo fueron una
experiencia inolvidable, desde todos los ángulos. Con todas sus capacidades,
con todas sus locuras, con todas sus excentricidades, Memo me enseñó fundamentalmente
una cosa esencial que es buscar dentro
de mi. Creer en mi. Querer en mi.
Las enseñanzas ocuparon niveles diversos de consciencia. Y,
mientras aprendía técnicas y
conocimiento en la Universidad, y movía
mi cuerpo con clases de psicomotricidad , fui dejando entrar el misterio y
conjuntándolo con el resto de mi ser.
…………….
Porqué Eleusis.
A mi regreso a Madrid, el
mito que había aprendido necesitó ser plasmado en la realidad. Y las fuerzas
misteriosas, las fantasías, los sueños, todo ello, exigió de mi una vida
distinta desde mi forma de concebirla.
Una cosa es saber y soñar y otra distinta es hacer realidad con
ello. Requiere un esfuerzo y la diosa está ahí pero no construye por sí misma.
Pasamos de la omnipotencia de la diosa a la potencia del humano.
Así que mi deseo de transmitir lo que había aprendido, unido a la
certeza de que Eleusis estaba ahora conmigo, me hizo empezar un proyecto
pequeño en la calle Gobernador 29, destinado a terapia y desarrollo humano. En
este proyecto se unían en mi todas las enseñanzas recibidas, todos los ideales
que me habían enseñado y hasta donde los había aprendido.
Fue un inicio al principio en
solitario. Y no mucho después formé un equipo de personas comprometidas consigo
mismas y con su proceso.
De ese primer equipo, y de los posteriores que se han sucedido, he
seguido aprendiendo que la experiencia personal es la madre de cualquier
aprendizaje.
……………
Centro Eleusis 2018
Las personas que colaboramos en Centro Eleusis somos
todos/as el resultado de un profundo trabajo interior.
Siempre me fijé más en las personas que en sus títulos o diplomas,
porque sigo pensando que el terapeuta precisa haber traspasado, y hasta transgredido,
barreras personales para poder acompañar a los demás en sus procesos. Y eso no
suelen darlo los títulos por sí mismos. Incluso hay ocasiones en que la
aparente protección que dan puede llegar a frenar la creatividad. Dicho con
todo respeto.
Trabajar en equipo es tener una meta común. Es pensar en sí mismo
y en función de los otros también. Solamente así hemos podido superar las
barreras y las crisis que la misma vida del Centro nos ha planteado. El
resultado actual es que somos siete terapeutas enfocados principalmente en la
terapia Gestalt y dedicados día a día a orientar a las personas que acuden a
Eleusis en pos de ayuda o de orientación.
Y la formación en Eneagrama o en Perfil de Hartman, el movimiento,
la terapia emocional, la individual o la de grupo, la misma formación en terapia
Gestalt que hacemos con la Escuela Quatro,
y muchas más, son la conclusión personal de cada uno de nosotros y el
resultado de una colaboración cada día más eficaz y mas cercana.
Todas estanos conscientes de que necesitamos seguir aprendiendo.
De las personas que llegan y de nuevos enfoques para poder ser mejores
terapeutas.
También cada uno de nosotros sabemos que el proceso personal y de
supervisión no termina nunca mientras estamos aquí. Eso nos ayuda y nos
estabiliza.
Y con ya una larga tradición y una historia, hoy estamos contentos
y orgullosos de poder celebrar nuestros 30 años en este mundo cambiante.
Ahí sigue estando Memo con su sonrisa, a veces amable, a veces
socarrona, a veces encabronada recordándomelo. Para mi, su recuerdo es
principalmente amor.
Y aquí está ahora Centro Eleusis en su cumpleaños.
A los que ya se fueron gracias: colaboradores, clientes,
orientados, alumnos…
Y a los que estamos ¡enhorabuena!
La vida sigue.
Miguel Albiñana
Noviembre 2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario