Verano
Los aligustres están floridos y esparcen
por todo el parque el aroma intenso de sus flores. Dulce y profundo. Entra por
todos los poros de mi piel. A veces, se mezcla con el de las adelfas rosas, más
dulzón, y recrea en mi mente aquellos días de mi infancia en el gran parque de
Zaragoza, ese que fue para mi lo primero que asocié con libertad.
Entre las suaves sombras que forman el
caminillo que bordea el riachuelo el frescor atrae a los pocas aves que
resisten el calor del día. Gorriones y urracas suelen ser las más atrevidas a
mi paso.
Caminar entre los grandes cedros que van
quedando, tras la tremenda tala de este invierno, es un momento de disfrutar.
Los troncos altos y robustos se yerguen al cielo azul intenso de Madrid.
Así recuerdo que hace ya años inicié mi recorrido
en este blog, inspirado y animado por la naturaleza en el parque.
Tener cerca un parque como éste es un
regalo que nunca olvido.
2 comentarios:
Qué bonito Miguel.
gracias Rafael!
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