Ya ha llegado el invierno. O casi. Las noches frías y los hielos en las fuentes. Los árboles se desnudan de hojas para ganarle fuerza a las bajas temperaturas y preservarse para la primavera.
Casi todo lo que percibimos es simbolizado por nuestra mente moderna, de una u otra manera.
A todo le sacamos conclusiones, casi siempre arrimando la realidad a nuestra propia existencia. Por ello, las estaciones tienen tanto impacto en nuestros sentidos. Nos recuerdan la circularidad de la vida.
El solsticio que se acerca, la noche más larga y el dia más breve y los recuerdos de una humanidad sepultada bajo las nieves y los hielos en otros tiempos, ya remotos para nosotros.
Las Saturnales romanas. La Navidad cristiana...
Tiempo de soltar. Seguramente de perdonar, a los demás y a sí mismo.
Un momento para recordar tal vez a los que ya no están y que partieron antes de que lo hagamos nosotros.
Un tiempo para disfrutar, en estas latitudes, del frío, del recogimiento y de la solidaridad.
6 comentarios:
Me preguntaba qué era de ti Miguel. Al menos a mí se me ha hecho largo.
Y aquí vuelves, triste y recogido como el invierno, o me lo parece, y me alegro y lo lamento. Ojalá esa oscuridad se vaya con la estación.
las flores y la alergia, el chiringuito y la insolación, los colores o la tormenta, el muñeco o la ventisca, .... cada estación es y no es alegre, es y no es triste, cuántico, porque somos nosotros quienes les proyectamos nuestra energía, no tienen la culpa, meros recipientes de nuestras reflexiones e imaginación.
que todos encontremos el muñeco , o a más tardar, las flores.
Gracia spor tu comentario McNatural.
No me percibo triste, pero claro son los ojos del otro los que nos permiten vernos con mayor certeza,,,
Las estaciones influyen en mi, sí. En realidad casi todo lo que me rodea, puesto que formo parte.
El invierno me gusta también. Ciertamente me lleva al recogimiento. Pero aprecio el aire frío en el rostro yesa sensación vivificante cuando lo recibo.
Y la circularidad de la vida me hace presentir que tras el invierno, muy probablemente, llegará la prima vera....
Me llega tu reflexión, Miguel.
Para mí también el otoño es tiempo de soltar y de aprender a hacerlo con la naturalidad con que las ramas dejan que las hojas se desprendan de ellas para formar parte del sustrato de la tierra y seguir así generando vida... un ciclo constante que a veces las inquietudes y los hábitos interrumpen. En la naturaleza todo se recicla.
Solidaridad, perdón... ¡cuánto abono para la primavera!
Salud!
Inés
¡Qué preciosidad de texto y reflexión! Este invierno a mi también me está llevando a soltar mucho, mucha carga material (ropa, libros, trastos, pelis, fotos, mas trastos,...) y sobretodo mochila emocional, esa que es la que más pesa... aunque hacerlo con cosas físicas ayuda mucho mucho al proceso interior. Un fortísimo abrazo Miguel.
Gracias INés. Gracias Lola, con lo que tenenmos en la mochila, hábilmente enterrado tendremos abono para todo el año...
Estupendo. Lo compartiré! :)
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