La mañana está fresca, en este día de julio. Mi añoranza está presente en el pecho, una mezcla de tristeza y de rechazo por tenerla. El parque me llama de nuevo. Leo a Jung:
"Con el reino de las plantas se inició la presencia de lo terrenal del mundo de Dios, como un tipo de comunicación inmediata. Era como se hubiera contemplado al creador, quien se imaginaba inobservado, por encima de los hombros cuando elaboraba juguetes o piezas decorativas. Frente a este reino, el hombre y los animales "típicos" eran partes de Dios que se habían hecho independientes. Por ello, podían vagar libremente y eelgir el lugar de su vivienda. El mundo de las plantas, por el contrario, se encontraba sujeto para siempre a su lugar de origen. Tal mundo no sólo expresaba la belleza del mundo de Dios, sino también los pensamienteos sin ninguna intención o divergencia. Los árboles resultaban especialmente misteriosos y me parecían representar el sentido incomprensible de la vida de un modo inmediato. Por ello, el bosque era el lugar donde se sentía más de cerca el significado más profundo y la actividad más horrible".
Esto me recordaba cuando hoy inicié mi paseo, llevado por el intenso aroma de los aligustres, que este año han florecido en la época en que solían hacerlo en mi infancia, debido a la hermosa primavera. En México los llaman "truenos", tal vez un galicismo del francés troën... o porque su aroma truena como tormenta de verano. Pasar por un bosquecillo es una experiencia intensa y embriagadora y hoy está lleno de ellas... El perfume me lleva mientras atravieso verdes prados, con alguna persona tomando el sol, tapándose el pecho ellas, presumiendo de él, ellos.
Los aromas se mezclan ahora con el más fino y ácido de las magnolias, que pugnan por mi atención, mientras los ojos acarician las alteas malvas y blancas que crecen a orillas de un riachuelo en la sombra.
Me imagino esos árboles enormes, algunos cuando apenas nacieron, cedros negros o poderosas sequoyas, que arrastran sus ramas por el suelo, protegiendo a alguna pareja de enamorados...
El aire viene de la sierra, fresco y limpìo. Como una música para placer de las plantas, que se dejan acariciar, como mi piel hoy, vacía de encuentros....el sentido incomprensible de la vida de modo inmediato...
Si, también para mi los árboles en la naturaleza tienen esa magia, ese misterio. Son una canto a la creación y a sus misterios. Se me hace que casi no piden para lo mucho que me dan... El Jardín del Eden debía de tener muchos y muy variados árboles y el mito nos lleva a lo vegetal, a la aparición de la vida en el planeta y sin ellos no podríamos existir nosostros, escandalosos humanos...
Mis ojos registran los colores del verde, desde el muy obscuro de los abetos hasta el brillante y claro de la hierba, los prunos rojizos, los temblorosos chopos...
Mi paseo está concluyendo hoy con el agradecimiento a estos seres queridos.
5 comentarios:
Leo este bello texto sorprendido gratamente con tus conocimientos de Botánica. Y de más cosas, claro está.
Esta mañana, tomé mi cuardeno de 2006 donde un día como hoy anoté una cita de Gurdjieff
"La fe consciente es libertad.
La fe emotiva es esclavitud.
La fe mecanica es tonteria."
este Gurdjieff siempre tan oportuno y punzante... ¿has leido relatos de Belcebú a su nieto?... editorial Hachette
Pues mira buscaba unos libros para el verano...me lo apunto. ¿Y ese de FILOSOFIA de nosequé que leiste hace poco? ¿cómo se titula?
Tratado de ateología, Michel Onfray, editorial Anagrama...
okay, tomo nota...aunque me sonaba otro título. Algo así como FILOSOFIA DE...
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