Y, finalmente, ¿para
quien tiene sentido la vida?
Esta pregunta, tan reiterada por los filósofos y por los
existencialistas, no puede ser contestada en esos términos.
El poeta dice que
su sentido es "hacer camino al andar". El existencialista nos habla de
encontrar el sentido en el entusiasmo y en el amor y la solidaridad. El
materialista se limita a gozar del momento y a llevar lo más dignamente posible
el vacío existencial. Y otras muchas respuestas.
Mi pensamiento actual es que la respuesta puede estar en
observar al que hace la pregunta. Ese pensador que, debilitado en su vínculo
con el Universo y poseedor de la capacidad de razonar, se encuentra en la
supuesta soledad o miedo del que no encuentra.
Tal vez podemos observar por un momento al que piensa. Un
momento de silencio y de detenimiento. ¿qué es el pensamiento?
Si nos atenemos a la ciencia materialista, el pensamiento
es el producto de una serie de enlaces electro-químicos principalmente
cerebrales, relacionados con un entorno y regulados por cientos de sustancias.
Esta contestación tampoco proporciona mucho alivio para el buscador, desde la
consciencia de ser.
Si volvemos la mirada a nuestro interior, además de las
sensaciones físicas, nos atropellan todo tipo de pensamientos e imágenes.
Toda esa catarata de conceptos y símbolos, protagonizadas
y dirigidas por el yo, sin cesar ponen y traducen la experiencia en
función del pasado, del futuro o del presente, categorizándola, en palabras,
descripciones, emociones, en explicaciones en
definitiva.
Se pregunta Krishnamurti si existe el pensamiento como
tal o está indisolublemente unido al pensador. Si, en realidad, el pensador no
es (o equivale a) sus propios pensamientos. Que, en verdad, uno es sus
pensamientos.
Este asunto requiere un momento de mucha serenidad. De
gran detenimiento. Cualquier cuestionamiento al yo suele producir reacciones inmediatas
de todo tipo.
Yo creo que de lo que hablo no es de meditar en el sentido habitual. Sino reflexionar seriamente acerca
de lo que sucede en nuestra mente. Y utilizar para ello a un aparente
"testigo" consciente, en calidad de espectador de los pensamientos.
Se trata de un “ejercicio” que, a mí en particular, me parece de utilidad para
reivindicar un yo más verdadero.
En verdad que, si lo hacemos, hay momentos en que
pareciera que estamos persiguiendo a nuestra propia sombra. Una sombra que
jamás podemos asir.
Eso en realidad no es lo importante. El hombre persigue a su sombra y nunca la alcanza. Pero sí que lo es el
momento en que uno se detiene, en el silencio y la quietud para observar.
Porque, mucho de la vida transcurre entre ideas
preconcebidas y experiencias que deseamos o que detestamos repetir. De esa
manera, el carácter se vuelve rígido y la percepción distorsionada.
Mi reflexión de hoy es que en cada día es útil y bueno buscar un
momento para observar como funciona esa asombrosa creación que soy. Mi mente,
mi cuerpo, el mundo que me rodea. Y procurar hacerlo sin ideas preconcebidas,
dejando pasar las imágenes y los pensamientos. Puede que haya atisbos de qué sucede entre ese vaivén. Y esa experiencia es...distinta.
Esto es lo que, a mi juicio, se acerca más a meditar. Un estado
de consciencia. De darse cuenta.
De awareness.
2 comentarios:
Buenos días..
Lo que mas me ha gustado de esta reflexión es precisamente su inicio:"Mi pensamiento actual es..."
Porque denota una evolución. Contempla todos los opuestos por los que uno va pasando a lo largo de la vida en dicha evolución.
Y me pregunto si no es esta evolución, esa continua regeneración y muerte, ese despertar cada vez a un nuevo yo que nos desconcierta de tanto en tanto y nos hace decir ¿Pero este también soy yo? Lo que nos trae en ese vilo existencial...
Muchas gracias por compartirte pues nos sirves de inspiración!
Gracias Rafael
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