miércoles, 5 de marzo de 2014

compartiendo primavera

    Tras un invierno especialmente lluvioso, ya está aquí de nuevo la primavera. Ha habido estos dias un temporal de viento que ha barrido los restos de hojas  y ramas secas y los árboles enseñan pequeños capullos. 

   La Madre tiene bastante regulado el asunto de las estaciones, todavía.

  Han aparecido las primeras flores, los ciruelos blancos y rosas,  madrugadores, la explosión de narcisos de oro, de violetas y los apelotonados jacintos que apenas brotan.

  Algunos transeuntes del parque se detienen a recoger puerros silvestres que este año salen en abundancia. Como, siendo yo niño, hacía mi abuela, a la que solía acompañar en su recogida. Tan delgada ella, tan frágil, tan viuda de aqué hombre muerto "pour la France" en la Grande Guerre. Mi abuelo del que tan poco sé y poco se habló en la familia.

   Mi abuela iba tocada de sombreros elegantes y antiguos, adorandos con frutas o flores. Elegante y educada. Hoy es un tipo humano prácticamente desaparecido. Era una persona del siglo XIX, verdaderamente. Una romántica. Siempre la veo vestida de violeta o de morado. Y tal vez por eso es un color que me sigue llamando la atención.

   Pero regreso a la vuelta de la primavera, que hoy estalla soleada en aromas, perfumes y brillos. Ayer había quien me comentaba que sentía estos días una explosión de energía vital, de optimismo, de deseo de emprender nuevas empresas. Y es que, en estos días, todo nace y todo se influye.

   Nuestro cuerpo responde, puesto que es, entre otras cosas,  es un gran laboratorio, en el que las sustancias externas e internas se mezclan e influyen y nos llevan y predisponen, dizque inconscientemente, a senitir y a pensar y a actuar. Y algunos todavía creen que es tan sólo una acto de voluntad, o únicamente de fuerza.

   Pero no: somos hechos de tierra, de aire, de fuego, de agua y tal vez de eter... nidad. Y esos elementos internos interactuan con los externos y nos llevan como semillas al viento a lugares hora lejanos, hora insospechados. Ocasionalmente, tenemos conciencia de ser llevados "cual piuma al vento". Otras, oponemos resistencia. Las más de las veces, ni sabemos qué nos pasa....

   Y mientras, los árboles y las plantas, con su conciencia despierta por la flor-eciente estación, atraen a los insectos para reproducirse y de paso nos dejan estupefactos con sus colores, con su brillo y nos estimulan. 

   Y la vida  parece que fluye a chorros en este dia cinco de marzo....

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mi corazon espera también, hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera.