Primavera, equinoccio y Pascua
En esta época del año y en estas latitudes, creo que los citadinos necesitamos, más que nadie, volver a ponernos en contacto con la Tierra.
Con la naturaleza que nos rodea, y que es difícil percibir en el mundo ruidoso y contaminado de las ciudades.
Es este el tiempo porque, tras el
invierno, que trae adormecimiento en el reino vegetal, las plantas vuelven a
brotar, las flores se abren en los parques, en las zonas verdes y especialmente
en el campo.Pero, incluso en un modesto
balcón, podemos percibir cómo las plantitas crecen, los insectos despiertan de
su sueño invernal, el sol empieza a calentar y los días se hacen más largos.
En estas latitudes, porque
quienes viven más cerca del ecuador del planeta tienen otras vivencias, cómo es
la llegada de las lluvias, tras el período de sequía.
Los ritos estacionales.
Para nosotros los que nos hallamos en los hemisferios con estaciones, la primavera está llena de rituales.
Hay olores que reaparecen, plantas que vuelven a resurgir, animales que despiertan de su letargo…El mito del grano enterrado y renacido, el hijo de la diosa que muere al terminar el otoño y renace para la primavera, ha sido adaptado por las diferentes religiones o rituales, tratando de darles un sentido, una finalidad dentro del grupo social. Al tiempo que las religiones se autoproponen como dadoras de sentido a la existencia. Pero ese sentido difiere de la sencillez con la que se originaron.
El ritual cristiano