sábado, 24 de septiembre de 2011

El tiempo, gran escultor




Kronos fue padre de los dioses, en la Grecia clásica. Traducido, significa el tiempo, una de las dos coordenadas que rige el Universo, junto con el espacio. Kronos devoraba a sus hijos por temor a que se cumpliera la profecíá que anunciaba su destitución. Para salvarlos, la diosa madre escondió a su hijo Zeus quien, a su mayoría de edad, derrocó a su padre y se repartió el Universo, dejando el océano a Poseidón y el inframundo a Hades.
Con independencia de la historia mitológica de ese cuento, que trata de explicar lo que por entonces era inexplicable (y aún hoy lo es en muchos aspectos), cada cultura busca encontrar una base en donde sutentar lo que le inquieta o le angustia. El mito se forja así como una búsqueda de rebajar o de aplacar el misterio.
El mito de nuestra física actual encuentra una sencilla explicación en la elegante fórmula E=M/C2. Claro que ese mitoverdad físico matemático trata de sostenerse mediante observaciones que demuestran su veracidad, a diferencia de los cuentos míticos.
Pero, tanto en la fórmula einsteniana como en el mito clásico, el humano sigue tratando de buscar una explicación a su individualidad, limitada en el espacio/tiempo. Eses binomio es relativizado por la velocidad, que acorta el espacio y el tiempo, aunque no pueda detener el paso del tiempo que esculpe en la piel del hombre los surcos de lo efímero y anuncia su fin fatal.
Un poco de atención en el concepto tiempo nos hace ver en seguida que gracias a él todo está en permanente cambio, que es un factor inherente a todo lo manifiesto, que anuncia el nacimiento, el crecimiento, el declive y el término de todo, animal, vegetal o animal. Todo está hecho de espacio/tiempo y programado para una vida, una existencia limitada. Es un hecho inamovible, igual se trate de un mosquito que de un diamante o de una estrella o de una galaxia o, según parece, del propio Universo que nos acoge.
Existen vibrantes hipótesis acerca de que había antes del tiempo, o cuando no había tiempo, puesto que surge con el Universo, estaba latente en su origen, así como el espacio.
Pero por hoy la ciencia llega hasta unos ínfimos instantes antes de surgir lo creado. No sabemos o no podemos explicar con la física lo que pasaba en esos microinstantes antes de la "Gran Explosión", del Big Ban... Tal vez en otro momento nuestros sucesores lo lleguen a saber o exista una explicacion racional para quien la pueda entender.
Me gusta decir que el tiempo no pasa, que quienes pasamos somos nosotros y lo que nos rodea. Con el reloj medimos el tiempo, pero es una manera de hablar ya que se trata de un concepto abstracto, que tratamos de concretar con medidores, y así decimos que ha pasado un día entendiendo por eso el lapso que tarda en girar nuestro planeta, o un año, cuando ha girado por entero alrededor de nuestra estrella...
Y es en ese lapso el que nos sirve para medir cuanto tiempo nos queda, cuantos metros podemos recorrer en ese lapso etc.
Estas verdades que parecen de Perogrullo, me sirven para entender cuantos conceptos abstractos son tomados por concretos y como cuando queremos explicar algo hemos de limitarlos con palabras, con hechos reportados como ciertos por la mayoría.
El tiempo, ese concepto, nos sirve también para saber que nuestra vida suele tener los dias contados, unos cuentan más y otros menos, y ello sin contar con la Inevitabilidad, otro concepto deificado por los griegos.

8 comentarios:

Raquel G. dijo...

Nosotros no podemos -como Roy (Rutger Hauer) en Blade Runner- acudir a un Padre creador al que intimidar y preguntarle "¿Cuánto tiempo me queda?". Y todos nuestros momentos -igual que los del replicante- se perderán como lágrimas en la lluvia. Quizá la lluvia no es un mal elemento para disolver y transformar en alguna otra cosa todo lo vivido. La lluvia no entiende de ese invento humano que es el tiempo...

Un abrazo.

miguel albiñana dijo...

mmmh no sé, agua somos y en agua nos habremos de transformar... y por otra parte ya que hemos de desaparecer, prefiero no saber cuando... Para mi es suficiente saber que es un hecho "científicamente comprabable" jij

Charo Soria dijo...

¿No era polvo?
Ay,... que no le conocía yo a Usted esa sed científica, Maestro.

Las horas... (deliciosa película)le hacen sangren al tiempo desmembrándolo en segundos sedientos de permanencia.
"Un hecho inamovible" los aterra y al mismo tiempo los lanza a crear... mitos y fórmulas, según los talentos... tan bellos ambos "segundos sedientos de permanencia",

Quizá solo seamos eso, pero que bonicos, tan chiquitillos...

Me acuerdo de las enseñanzas de Don Juan y la permanente presencia de la muerte como acicate para VIVIR.



Un abrazo

Charo

Ch dijo...

Cuando leo tú afirmación(Miguel)de que todo está hecho de espacio y de tiempo una imagen se crea en mí mente, y veo el universo como una inmensa habitación blanca (¿por qué blanca y no negra? No me preguntes, yo la veo blanca) y vacía, con un reloj de péndulo colgado en el centro. Porque el espacio es la nada, esa nada de la que se supone que surgió todo. No soy experta, ni nada que se le acerque a años luz, en cuántica, pero tengo oído que lo primigenio, la esencia de todo lo que existe es la información y no las partículas. Ahora tengo tres componentes que ninguno de mis sentidos puede aprehender, el espacio (el vacío no lo puedo tocar, oler, ver, quizá si gustar), el tiempo y la información. Intentar comprender dónde está inscrita esa información, de donde proviene, cuando surgió, cómo se ha desarrollado, son cuestiones que se escapan a mí entendimiento.
Hay otra afirmación de la física cuántica que me viene ahora a la cabeza: La energía no se crea ni se destruye, solamente se transforma. Como al parecer todo lo que vemos, la materia, lo que sí se puede percibir con los sentidos, no es más que energía que vibra a distintas frecuencias, esto quiere decir que yo soy energía y que por tanto siempre he existido y siempre existiré, si acepto este principio. Esto me tranquiliza por un lado y me hace sentir un gran vértigo por otro. Porque si la idea de finitud me resulta ciertamente angustiosa también lo es la de eternidad.
Es lo que tiene pensar…también dicen que nuestro pensamiento crea la realidad, yo me pienso a mí misma, y según me pienso así soy, o así creo ser. Pienso, luego existo, dice la frase que muchos consideran falsa. Existo luego pienso. O existo porque alguien me pensó…
Si continúo con esto creo que me voy a disociar, bueno a lo mejor estaría bien para darme una vueltecita por el espacio-no espacio/tiempo-no tiempo (para incluir todas las posibilidades).No sé si todo esto tiene que ver con el tiempo, una cosa lleva a la otra...

Raquel G. dijo...

Del mismo modo que Dalí diseñó su método "paranoico-crítico", yo estoy elaborando uno "disociado-pírrico". A grandes rasgos -y sintetizando al máximo-, ésta es la idea:
En alguna medida, disociada ya estoy, mal que pese, y cuando busco la integración experimento... angustia. Me angustio ergo sum. Ergo alguna ganancia extraigo al disociarme (reducir la angustia). Bien, pues ténganme paciencia, que ya casi llegamos. Vean que en este caso -el mío-, el miedo a una mayor disociación sólo enmascara miedo a una mayor integración. Se trata, pues, de atravesar la angustia más que de vencerla. Y así, pírricamente, llegar al otro lado como geisha por rastrojo, pero victoriosa al fin. Algún precio hay que pagar por des-disociarse, y quizá (sólo quizá) sea mejor geisha liberada que emperatriz lastrada.
Todas estas tonterías las escribo con la energía que luego me falta para atravesar el arrozal, es decir, la angustia ;-)

Un abrazo.

miguel albiñana dijo...

Mmmmmh, ideas interesantes... esto de que el universo es información. Pienso que el universo es todo, aunque "al principio fue el Verbo", para los judeocristianos...
Nada y Todo son conceptos, al menos por el momento, ideas que nos sirven para explicar "vacío y lleno"...
Además somos energía, claro, lo que no quiere decir que el concepto que tenemos de nosotros mismos, por demás en constante transformación, sea una energía inamovible, sino que cambia junto con el resto de nuestro organismo.
Es tranquilizante pensar que somos energía, bueno... sí... aunque la idea o concepto de sí mismo no se tranquiliza mucho por eso, al comprobar con "horror" que está encaminada a desaparecer, por mucho que la energía, llamemosla si queremos el Ser, no cambie.
Y volvemos al viejo delema de Heráclito y Parménides, nada cambia o todo cambia, nos bañamos siempre en el mismo río o siempre en distinto río...
Depende como lo enfoquemos. El río del Serl parece siempre el mismo, y sin embargo nuestra individualidad, en tanto existencia cambia constantemente.
Gracias Raquél y Charo por refrescar mi turbia consciencia.

Charo Soria dijo...

me encanta la errata del Serl... o del serlf?;)

Sandovictor Hugo dijo...

Hey! Es tu mejor artículo hasta la fecha. Lo estoy leyendo como los cangrejos... de lo más reciente hacia atrás. Quizás me tope con más sorpresas.