"El pasado me ha revelado la estructura del futuro"
Teilhard de Chardin
La sensación del tiempo que pasa, de la mirada que se posa en la experiencia que transcurre, de las imágenes que quedan gravadas en la memoria y que permanecen a disposición cuando uno lo desea, el intento de la mente de agarrar la vivencia mediante el arte, la pintura, la fotografía, la literatura...Nuevas técnicas, mismas sensaciones de ver pasar. De ver pasar el río, ya sea con la misma agua ya con aguas diferentes, mientras el escenario se transforma, como lo hace el espectador y aún su forma de percibir el mundo interior y exterior.
¡Cuantos juegos y divertimentos se producen alrededor de lo que ya ha pasado! ¡Cuantas sensaciones nuevas produce el recuerdo a su vez, engañando con la imagen inamovible, pero fugaz!
Siempre me ha gustado el pasado y lo pasado, incluso las circunstancias duras o tristes por las que he vivido. No importa ahora cuales son las motivaciones y menos aún las interpretaciones. Una de mis favoritas -por decir una- es que el pasado tiene algo de seguro. Es algo que tiene mucho de cierto, aún cuando los recuerdos traicionen y -como dice el melancólico Manrique- "cualquier tiempo pasado fue mejor". No llego a tanto. Ni mejor ni peor. Lo que queda por vivir es una cosa y lo que ya es vivido es otra, con diferencias importantes. No pienso que haya que estar permanentemente en el ahora, ya que las facultades de mi mente me permiten trasladarme a lo pasado, a la relación inmediata del presente y a los augurios del futuro. En realidad todo consiste en estar en cada momento en lo adecuado. A ratos, me gusta ver el camino recorrido, reconocer los aciertos, los errores, las alegrías, los peligros y las certezas logradas.
Lo que me impresiona del recuerdo es la cantidad de emociones que lleva parejo. Creo que todas las que puedo sentir en el presente. Y también otras que probablemente no existieron el el entonces y que se añaden al recordar. Mi sensación es inagotable ante el recuerdo, los matices, los colores de la escena, son variables pues dependen también de como me sienta al volver la película para atrás. Y esto es la fascinación para mi.
En ocasiones me han dicho que soy "melancólico" tratando de catalogarme, de enchufarme en un criterio del cual deducir otras explicaciones de mi ser o incluirme en un grupo de personas a las que se les pueda "achacar" el don del recuerdo. Cada vez soy más insensible a las catalogaciones que pretenden llegar a un ser ideal, único y no catalogable, absolutamente espontáneo y diferente a los demás.
Me da igual. Soy como soy, parecido o diferente, similar, igual... Le tengo cariño a mi pasado, es una mochila de la que siempre aprendo, una maleta ligera que no me impide vivir nada del ahora, ni programar aventuras en el futuro.
Una vieja amiga mía dice que un hombre sin historia no es nada. Es una frase grande, demasiado grande para mi, pero dice algo de lo que pretendo. No quisiera olvidar mis recuerdos, ni por salud ni por enfermedad.
Emerson
5 comentarios:
Me alegra volver a leerte.
Mi pasado me ha llegado a asustar y también he gozado con su recuerdo. Lo he visitado una y mil veces en el mágica creencia de que algunas cosas podría cambiarlas.
Ya no es lo mismo. Lo visito con respeto, lo miro como una valiosa pertenencia.
valiosa pertenencia que como todo cambia con el tiempo...
¿Y si fuese verdad eso que dicen los "cuánticos" de que todo está sucediendo en el mismo tiempo y que somos nosotros los que tenemos esa conciencia de fragmentación? De tal forma que mi pasado cambia cuando cambia mi futuro porque estoy haciendo cambios en el presente
Si mi forma de experimentarME en el presente cambia, miro mi pasado desde otro lugar, veo cosas distintas.
En tanto que experiencia me parece muy valiosa. EN cuanto hipótesis es digna de tener en cuenta.
¿Sería entonces la percepción del tiempo la que nos daría la engañosa experiencia de fragmentación?
Un amigo me habla incansablemente de Memo. Yo nunca había oído hablar de él, así que rastreo Internet en busca de fotos y escritos suyos. En una de las poquísimas fotos que encuentro, aparece junto a ti. Os miráis mutuamente con sonrisa cómplice. Es una foto hermosa, irradia un gran magnetismo.
Como tampoco sé nada de ti, leo escritos tuyos y llego a este blog.
Vuelvo a mirar el folleto de la formación gestáltica que afrontaré este otoño. Una experiencia que me da miedo, mucho miedo, pero que elijo voluntariamente para darle un revolcón a esta vida mía. Descubro con sorpresa que eres uno de los formadores de ese grupo. Quizá, en tus propias palabras, uno de esos sincronismos que hacen la vida picante. Me alegro de haber llegado a esta playa.
Hasta pronto.
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