Viaje
Viajar siempre me ha producido una sensación de cambio. Como el aire que se mueve hoy a orillas del mar, suave brisa fresca y viva que se pasea entre el azul intenso del mar ya el cielo azul pastel.
Estos días de viaje son tal vez un poco distintos. Más que otras veces las imágenes aparecen y se van para dar paso a las siguientes.
Así veo mi existencia hoy. Un largo paseo por imágenes en movimiento, con mi yo incorporado, como aparente protagonista de la excursión de vida. Emergen las velas del barquito para desaparecer al poco, dejando un rastro de pasado que se esfuma como el humo, cuando apago mi vela.
La mente maravillosa interpreta sin descanso lo que percibe y me deja impresa su traducción para que yo la coloque de acuerdo con mi sentido. Y las imágenes continúan, aunque a veces yo las deje correr para descansar de ellas y permitir unos instantes de mera sensación.
Y entonces a veces y solamente raras veces, se produce un desajuste y hace que todo pierda el significado de siempre, el que se relaciona con lo que parece ser la vida.
Es un como sí. Un como sí todo fuera mera existencia. Sin significados.
Y la vida y su fluir continúa.
Y el mar brilla entre azul y plata bruñida.
Y el sol va bajando sobre el mar y añade oro al azul.