viernes, 26 de julio de 2024

Reflexión

 


        Tiempo hace que no compartía ideas y reflexiones. Hay un tiempo para todo y, en estos últimos años, creo que mi escritura se secó, como una planta que deja dar da flor ni por lo tanto fruto.


    He podido comprobar que en mi vida – puede que en la de muchos- he pasado por fases, tiempos que daban lugar a otros momentos de la experiencia de vida.


    Reviso ahora lo escrito y muchas de las cosas que escribí me siguen pareciendo presente y otras ya pasado. Y creo que es posible que cambie de nuevo mientras siga en el mundo. Que lo que ahora me parece vivo, vuelva a  mustiarse para tal vez revivir y florecer de nuevo en mi mente como un presente válido.



    En el periodo transcurrido, mis pensamientos se han hecho más profundos y frecuentes en lo que respecta al devenir. Devenir de las cosas, de mi vida, de la existencia general… Creo percibir con más nitidez que nunca que, no solamente pienso que la realidad es inpermanente, sino que hay un darse cuenta más total. A una experiencia, a una presencia, le sucede otra para dar lugar a la siguiente. Y casi siempre mi sentido del yo pretende aferrarse a lo pasado par sacar conclusiones permanentes o para tratar de revivirlo a y través de la poderosa memoria. Si bien ahora, en este fluir, el sufrimiento es menor o pasa más deprisa. Mi awareness deja paso a una cosa tras otra con menor porfía. Existe una transacción en el que todo permanece y todo cambia, que dejan de ser contradictorios.


    Todo ello no me exime de las peripecias mentales, ni del sufrimiento y el dolor que me siguen produciendo la ingratitud (más que ninguna otra), la perdida de seres queridos, el progresivo envejecimiento de mi organismo o la falta de amor…


    Hay momentos en que veo que la vida que he vivido, bastante larga ya, es un espejismo inasible. El porvenir, necesariamente corto comparado con lo pasado, deja paso a un presente como forma única de atravesar lo que viene.

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