lunes, 13 de febrero de 2017

Trascendencia de las polaridades









 Trascendencia de las polaridades

El camino es básicamente perfecto. No se requiere perfeccionamiento.
-Bodhidharma. Primer Patriarca Zen.

   La Gestalt recoge del zen y del Tao que existe la posibilidad de trascender las polaridades. El propio Perls estuvo en Japón practicando el zen y absorbiendo el valor del  aquí y ahora visto desde la experiencia meditativa. De esa experiencia extrajo conclusiones, que aplicó a su método gestáltico.
  Hemos visto cómo, en el ejemplo anterior de conflicto/armonía, se puede tratar de un problema de límites y no de polaridad  o contradicción vital entre el hecho de estar solo o acompañado. Pero, además, en la experiencia trascendente, se puede experimentar una disolución de la frontera de contacto entre sujeto y objeto. Y también entre la dualidad de las polaridades. Así lo cuentan quienes tienen esa vivencia a través de la claridad de la experiencia meditativa. Místicos occidentales, como Juan de la Cruz, y orientales han narrado, en general de forma poética, estas vivencias.
 Pero también hay experiencias terapéuticas que permiten alcanzar una trascendencia de los opuestos (un darse cuenta que lleva a la acción adecuada y que se vive como llegar a vislumbrar una forma nueva). La integración entre el pensamiento, la emoción y la acción lleva a una contexto de claridad y de trascendencia.
   Esta armonización de los opuestos, tan cara a Carl Jung, es también analizada y descrita por Perls cuando afirma que traspasar la barrera de la indiferencia (capa “implosiva” o de muerte) puede llevar a alcanzar el “satori” (claridad luminosa de la mente) o cuando menos al “minisatori” (un darse cuenta de algo en concreto que exalta a la mente). Es decir: al momento en que la claridad, la paz, la vivencia amorosa, la luminosidad, trasciende los opuestos y nos sitúa en otro lugar. Bien diferente de la confluencia, ya que no vivimos en la experiencia del otro sino en la propia.
   El objetivo de la terapia gestáltica, que puede ser tan cercano al trabajo espiritual, consiste en “resolver los opuestos en una nueva figura creada a partir de su propia dinámica y de la tensión entre ambos” (Woldt/Toman 2007). Cuando esta experiencia se produce, la persona sale de su contradicción y crea una figura diferente que supone una transformación de la gestalt anterior, que se reorganiza en el presente. La dialéctica tesis/antítesis se convierte en una síntesis personal y una reorganización del campo.
   Si entendemos la dolencia como una de las polaridades dentro del amplio campo de la salud/enfermedad, y no solamente como algo perverso que se  ha de combatir, podremos entender mejor lo que dice Jung:

"La enfermedad es el esfuerzo que la naturaleza hace para curar al hombre. Por lo tanto, podemos aprender mucho de la enfermedad para encontrar el camino de regreso a la salud, y lo que al enfermo le parece indispensable rechazar contiene el verdadero oro que no ha sabido encontrar en ninguna otra parte .

   Algo similar sucede con las polaridades bien/mal, vida/muerte etc. Una reflexión profunda nos puede proporcionar una ruta para no entender esto como contradicciones negativas, sino como aspectos de una misma y muy amplia realidad.
   El organismo crea su ajuste. A veces se centra en una polaridad, como consecuencia de situaciones anteriores. La práctica terapéutica puede conducir a acomodarse distintamente al presente, resueltos los asuntos que lo mantenían fuera del aquí y ahora (ajuste neurótico).
   Frente a situarse en la vida de un lado de las polaridades, está la posibilidad de aceptarla como un todo, en que es preciso ir evolucionando a medida que la realidad interna y externa evoluciona.





2 comentarios:

Norman dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Yo quiero trascender esa permanente contradicción, esa permanente dualidad, esa lucha permanente entre lo bueno y lo mano, la luz y la sombra, lo masculino y lo femenino que hay en mi.
Y sin embrago que sería de la luz sin oscuridad ¿como podríamos apreciar el canto sin silencio, acaso yo existo sin morir cada día, un poquito más, hasta el fin de mis días?