jueves, 25 de noviembre de 2010

A mi amigo


"Un amigo fiel es un alma en dos cuerpos"

Aristóteles



Tal vez en algún momento nuestra amistad toque fondo, como la piedra que se sumerge en la profundidad marina, venciendo la presión amorosa del agua hasta llegar a conectar con la arena.

Imagino que, cuando lo haga, el vínculo que existió terminará. Imagino que pasará a ser para ti una más de las relaciones de tu vida, a la que muy ocasionalmente dedicarás un recuerdo, posiblemente indiferente. Imagino que para mi será un nuevo motivo de nostalgia, hasta que el Universo, inmutable a ambos sentimientos, como el mar, se los trague en un bostezo eterno.

Tal vez al intentar formar parte de ese bostezo universal quede como una más de sus manifestaciones, la unión temporal y espacial entre dos seres humanos que tuvo su nacimiento, su seguimiento y su final. Y ese término no coincidió con la desaparición física de uno de ellos o de los dos... tal vez...

En cualquier caso, estas líneas son un cierto homenaje a lo que entre ambos se produjo, al amigo que se va -o tal me parece- y que como la canción "cuando uin amigo se va algo se muere en el alma...", alma ésta que es mi emoción, mi sentimiento, mi recuerdo de experiencias pasadas juntos y en compañía de otros de la que, por cierto, vino nuestra amistad de la mano.

En mi vida, me he dado cuenta de que no solamente hace falta querer, sino manifestarlo. Bien dice el refranero que "hechos son amores y no buenas razones". Por ello, a veces me autoinculpo de no haber sabido quererte suficientemente o no haber sabido mantener regada la sagrada planta de la amistad. Otras, me doy cuenta de que no se puede precipitar algo, ni mantenerlo cuando ya no hay más leña que quemar.

Pero terminaré esta confesión, mi amigo, diciendote que te he tenido un enorme aprecio y al dia de hoy mi recuerdo de ti es ocasionalmente mezclado con lágrimas y aún con rabia. Rabia de la buena, de la energética, no de la mala, de la envidiosa. Rabia de no haber sabido hacer más por atraerte a mi campo o no haber sabido incluirme en el tuyo.

Al dia de hoy, solamente veo la piedra de nuestra amistad caminar lentamente al fondo del agua.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Religiones: Zaratustra sigue en pie


Y Zaratustra sigue en pie...



Suelo pensar en religión, como es natural, asociando el término al cristianismo en que fui educado, la corriente poderosa que ha dominado el panorama espiritual, cultural y social en Europa en los dos últimos milenios y desde ella se ha extendido por muchos otros lugares, particularmente en América.


No siento simpatía por esa educación a la que me sometieron. Afortunadamente, la dogmatización de la que fui objeto durante la infancia ha cedido su lugar a favor de un laicismo atento producto de alguna decisión personal y los viajes y el estudio de las civilizaciones y de las religiones comparadas me han alejado más aún de sus pretensiones absolutistas y de trascendencia, al tiempo que he buscado otras vías de entendimiento de la vida, en su dureza y en su ternura.


Es bien antigua la pretensión de los reyes de encarnar también el poder divino (los reyes-sacerdotes). Después aparece el reparto del poder religioso y político para beneficio de ambos. En el caso del cristianismo, su llegada con el sesgo paulista a Roma y la alianza que, desde Constantino, el poder político ha realizado con la jerarquía religiosa, para beneficio de ambos, ha producido resultados terribles para la población en general. No ha sido el cristianismo jerárquico una corriente particularmente inclinada al amor, del que tanto presume invocando a su fundador; lo que no descarta que haya cristianos personas admirables, como los hay en el seno de todas las religiones y también del mundo ateo o agnóstico. Ser creyente o no creyente, y por tanto cristiano, no garantiza la bondad. Basta recordar en nuestro país los horrores de la Inquisición, en la que los ministros de la Iglesia "entregaban al poder civil" para su tortura a todo el que no comulgara con sus ruedas de molino; y qué no decir de la presión de la Iglesia española sobre los líderes políticos para expulsar o asesinar a judíos, moriscos, brujas o herejes de cualquier tipo...No solamente en este país, desde luego ¡Qué espanto produce leer la represión de los albigenses en Francia, las matanzas de St Barthelemy, las guerras de religión en Centroeuropa, las represiones en el Imperio bizantino, la confluencia de eclesiásticos y de conquistadores para acabar con las religiones y civilizaciones locales en América toda ella!


La Iglesia católica es heredera de tanta locura y fanatismo que podría pedir perdón por lo hecho y no hecho, por lo dicho y no dicho, durante lo que le quede de existencia, aunque tendría ya que ejecutarlo por todo lo que hace y calla en la actualidad. Y qué no decir de las venganzas por sus mártires durante la guerra civil en España, en alianza con la dictadura y las clases privilegiadas... Bien es cierto que hay personas que se libran de tanto mal hacer. Gente de bien que, guiada por su buena naturaleza, ayudó a que la represión física, ideológica y emocional sobre la población fuera menor.


Como institución, el cristianismo y su poder máximo, el "sumo pontífice" (Pontifex Maximus es un título heredado de los emperadores romanos), tienen una historia negra de dominación y ultramontanismo. Todavía hoy sus gerifaltes siguen empeñados en anular el papel de la mujer y su igualdad con los hombres, con ayuda no solamente de ellos sino de muchas de ellas, convencidas siervas de sus amos, en reprimir los derechos de las minorías, como los homosexuales, impedir el progreso de la ciencia, condenando el preservativo o el control de la natalidad en un planeta exhausto por el fenómeno de la sobrepoblación... Ver al papa de Roma habitar en un suntuoso palacio residuo de tiempos pasados, vestido con sus ropajes, tiaras, e inciensos y llevado en papamóviles ante la cara de circunstancia de sus acólitos y la de adoración de sus seguidores produce estupefacción cuando no angustia, en pleno siglo XXI de nuestra era...


Todavía recuerdo la frase del actual papa de “¡donde estabas dios mío!” pronunciada en un campo de concentración donde perecieron miles y miles de judíos y otros grupos minoritarios...cuando lo que bien podría preguntarse es ¿donde estaba el papa de la época y sus jerarcas para protestar por ello? Dios, se suele decir irónicamente, delega la caridad en los hombres...Así que, cuando la barbarie, la injusticia y el sufrimiento aparecen, dios está en donde está y los hombres también y cada uno asume su responsabilidad, por duro que resulte.


No pretendo hablar de temas de fe, de creencias, en las que cada quien es responsable de las suyas y de sí mismo y de aquello en lo que se sostiene. Si dios –como decía Einstein- “juega o no a los dados”, es una pregunta y un asunto personal y a estas alturas de nuestra civilización, no creo que haya que dejar un asunto tan serio en manos de esos señores (también las señoras tiene su influencia). Mi comentario es acerca de la bondad o no de esas corrientes religiosas, y en especial del cristianismo, que nos acompañan. Y que incluso pretenden –según algunos- querer ser o estar en la raíz de nuestra Constitución y cultura ¡si, cultura! Europea y aviesamente pretender estar también por encima de otras.


Y queda el tema de la cultura o civilización cristianas, el arte, las maravillas que muchos creadores nos han legado a su supuesto amparo... Es verdad que durante mucho tiempo se nos ha hecho creer que nada hubiera subsistido en Europa sin los monasterios que recogieron y preservaron los restos de la sabiduría a la caída de Roma, durante la época obscura, el milenio de la Edad Media. Y puede que haya una buena parte de cierto... pero ¡A qué precio! Nada se podía hacer si no era bendecido por los curas, obispos y demás... toda diferencia era aplastada cuando no quemada en la hoguera... obispos aliados de reyes y de príncipes mientras el clero solía cubrir con un manto de ignorancia a las masas de campesinos, con la recompensa futura de una vida mejor, tras la pobre existencia terrestre. Todavía en el siglo XVII se condenó por Tratado político a los pueblos europeos a tener la religión de sus señores (cuius regio eius religio). Evidentemente, y asociado con el cristanismo, nos queda la pintura de Giotto, el genio de Aquino, la música de Bach, la catedral de Chartres… aquellos artistas o pensadores debían conformarse con tamizar su genio e imaginación y reducir su inventiva a los valores cristianos de la época y pasar por la tolerancia, más o menos benevolente, de sus obispos. Cualquier desvío se pagaba caro…y no solamente en el infierno del mundo por venir, sino en la tortura de los calabozos de éste. Todavía, hoy por hoy, en este siglo XXI, escuchamos a los jerarcas cristianos afirmar cosas y amenazar con castigos a los disidentes, que parecen sacados de otras épocas, apoyados por los elementos más reaccionarios de nuestras sociedades.


Sí. Europa ha estado sometida a la cultura cristiana mucho tiempo de sus historia reciente. Es un hecho, pero no necesariamente benéfico. Pero también lo es la notabilísima influencia de la cultura griega, la helenística, la romana, la árabe... Algunos de cuyos valores han sido simplemente saqueados por los que las sucedieron.


Y cuando afirmo esto a veces se aduce que no han sido o son mejores los musulmanes o los judíos u otras religiones planetarias. No lo dudo. Ciertamente las religiones llamadas del "libro", o monoteístas, están entre las que más daño y sangre han causado y siguen causando en el mundo. La Biblia narra la durísima y cruenta conquista de la “tierra prometida” a cargo de un pueblo, arropado por su dios. La musulmana ha sido confundida con la guerra “santa” para imponer su fe, guerra que bien pudiera estar circunscrita a la lucha interior de cada persona para buscar y lograr su propia paz y serenidad en armonía con el Ser…


Pero eso no es razón para proteger a una frente a las otras. A pretender que, en vista de que todas son crueles, es razón para absolverlas y permitir sus desmanes y en seguir luchando por un Estado aconfesional auténtico. Está claro que cada quien tiene derecho a pensar lo que le venga en gana y a creer lo que prefiera, mientras respete el derecho ajeno, que es la paz, como dijo Benito Juárez. Desgraciadamente, las religiones se han armado como y con ejércitos y han bendecido a sus huestes para salir a conquistar a nuevos creyentes o nuevas tierras prometidas. Aún hoy, algunos Estados invocan las escrituras supuestamente sagradas o a dogmas de fe para perseguir a quienes no piensan como ellos o para favorecer a algunos en detrimento de otros, ignorando el principio esencial de la igualdad de todas las personas ante la ley, si es que no ante su dios.


En un país como el nuestro hay quien se indigna con que el Presidente actual no vaya a la misa del papa peregrino, ignorando una vez más que estamos en Estado supuestamente aconfesional. Pero bien sabemos que ese Estado sigue favoreciendo a unos en perjuicio de otros, aduciendo derechos históricos o mayorías dudosas. Y vemos a nuestro Jefe del Estado o a su heredero inclinarse o aún arrodillarse ante un personaje que no duda en criticar nuestro sistema constitucional o pone todas las trabas posibles para que determinadas leyes no se cumplan. O vemos a ministros "aconfesionales" y laicos de gobiernos socialistas jurar su cargo ante un crucifijo. O al Presidente del máximo Tribunal de Justicia (civil) pedir una misa a un cardenal con motivo de su nombramiento...confundiendo una vez más sus creencias –sin duda respetables- con el funcionamiento de una Alta Magistratura.


En casi todas partes parece ser igual: recientemente, incluso en un país “comunista” como Cuba, el actual Presidente inauguraba un seminario católico sin que, al parecer, a su revolucionario hermano se le pusieran de punta sus barbas…


Sí. Nos falta mucho para llegar a la a-confesionalidad institucional.


Qué decir de otros países, como el más poderoso del mundo, en donde los valores religiosos ultraconservadores van en aumento, en lugar de ceder peso a la libertad. En su moneda lo advierte claro "confiamos en dios" (“in god we trust”), en tanto los gobiernos hacen con ello lo que les viene en gana, atribuyendo al supuesto Ser Supremo acciones de más que dudoso gusto y desde luego de cuestionable ética.


Ciertamente cada una de las religiones "oficiales" ha tenido y aún tiene en la sombra a personas cuya actitud contradice afortunadamente el imperialismo oficialista. No voy a entrar ahora en analizar a la "iglesia y la teología de la liberación", a los maestros sufíes, a los cabalistas...Muchos de ellos tan lejanos del oficialismo que parece que pertenecieran a cultos diferentes.


Otras religiones han sido menos agresivas o agresoras, pero no por ello libres de violencia. Comprobemos las guerras de los pueblos indígenas americanos antes de la conquista y sus crueles sacrificios humanos que aterrorizaban a sus pueblos. Guerras interminables entre hindúes y musulmanes dejan en mal lugar a una creencia aparentemente lejana de la violencia, que es lo primero que condena y aconseja alejarse (“ahimsa paramos dharma”. Posiblemente, el haberse mantenido fuera del imperialismo, en el sentido de no pretender convencer a nadie a la fe hindú, les haya apartado de tanto fanatismo, al que en ocasiones son dados en la actualidad muchos de sus seguidores occidentales. Con todo, su sistema de castas ha perpetuado los privilegios de unos frente a otros, ofreciéndoles premios en vidas posteriores a cambio de no protestar y buscar la felicidad en ésta.


También el budismo –que parece más una filosofía de vida que una religión teista, aunque esté sometido con frecuencia a potentes y ancestrales rituales- parece más lejano de la intimidación religiosa. Lo que no ha impedido a muchos de sus seguidores en Indochina luchar unos contra otros con ferocidad, disputándose territorios o estatuas de budas verdes con el precio de miles de muertos. La religión de la compasión es más una forma de vida, que durante siglos ha privilegiado en muchos países a hombres frente a mujeres y a monjes frente a campesinos (véase el Tíbet antes de la invasión china, sin que se tome esto como una disculpa por lo ocurrido). En cualquier caso, parece estar a favor del budismo en general el haberse alejado del lujo y algo más que otras de la confluencia con el poder civil, (si no de las tentaciones) y, en ocasiones, como en la Birmania actual, el ponerse claramente a favor de los desfavorecidos y en contra de la dictadura militar, a costa de sufrir una brutal represión.


El acomodo entre reyes o supremas autoridades “civiles” con la jerarquía religiosa ha causado mucho daño a la humanidad en general. Si bien es cierto que en ocasiones ha puesto límites a la barbarie, ha disminuido o detenido el avance de la ciencia y de la civilización en general por medio de la represión y de la alianza con las capas más tradicionales y conservadoras de la sociedad.


Hago votos para que las personas recapaciten sobre su libertad y para que los individuos y los pueblos acaben dotándose de marcos jurídicos que les protejan de ambos –poder absoluto civil y religioso- y sobre todo de su grotesca y abrumadora alianza.


No es una tarea fácil. La búsqueda de la libertad personal, la libertad de conciencia es un camino arduo y requiere soltarse de las ataduras. Muchas personas todavía piensan como lo que se atribuye al pueblo servil a Fernando VII: “Vivan las cadenas”, pues el fantasma patriarcal, el jerarca bondadoso y protector que nos bendice y nos somete sigue en lo más profundo de nuestra psique. Que se llame rey, Presidente, Papa o más idealmente Padre, Madre o Gran Hermano es lo de menos.


Romper las cadenas requiere tesón, sacrificio y vigilancia para mantener la libertad una vez alcanzada. Esta última, al igual que un bosque, es lenta en conseguirse pero rápidamente dilapidable.


La democracia puede ser el menor de los males a condición de que sea renovable y no se limite a depositar un papel cada cuatro años para que alguien cambie sin que cambie nada.


Ojos abiertos, mirada atenta, espíritu libre: el camino está delante y la experiencia atrás.


martes, 9 de noviembre de 2010

tiempo de otoño


Ya ha llegado, y las calles del parque son un lecho de hojas amarillas.
Viento de otoño, precursor del frío. Los árboles nos enseñan, soltando lo innecesario y quedando con lo imprescindible.
El calor del verano es un recuerdo y preciso hacer un esfuerzo para permanecer en el presente frío y lluvioso. Nada permanece, mientras las cosas evolucionan y mi ser con ellas.
Tiempo de silencio y de recogimiento, en este día en el que las campanas rompieron con su tañer la ventisca que barría la terraza.
El aire que sopla recuerda el hilo de la vida , empujado constantemente mientras me hago la ilusión de permanecer.
Tiempo de otoño, para meditar y detener el desasosiego...

martes, 2 de noviembre de 2010


La viña suelta sus hojas rojas

el jardinero barre el suelo

el sol ilumina el jardin entero