jueves, 22 de mayo de 2014

Re-flexiones


Comentario de comentario


          Me refiero hoy a los comentarios que ha suscitado la entrada anterior. Cada uno de los tres me ha hacho reflexionar de manera diferente.

         El comentario de Yanónimo está en su línea de lo que hemos leído de él. Y a mi me recuerda dos dichos:

         El primero es una frase conocida y que de jóven solía leer yo en el hall de un Colegio Mayor y que me parece sustancioso:
"Cada caminante siga su camino". 

Y en este caso cuando alguien como esta persona parece tener tan claro su camino, pues nada que decir, salvo que yo sigo el mío.

    El segundo dicho es de nuestro poeta Machado :

Caminante no hay camino
se hace camino al andar"

        Algunas veces, de un trocito de poesía, se saca una reflexión y un darse cuenta más grande que en cientos de experiencias o de sesudos discursos. 

       En este caso,  pienso que Don Antonio, hombre bueno y dedicado a la enseñanza, a su arte y a captar la realidad para ponerla en poesía, don Antonio digo tenía valores claros, y entre ellos, estaba uno meridiano: en la vida de nada sirve seguir caminos trazados, pues es la experiencia la que nos va señalando qué hacer y por donde ir. Se corresponde muy bien al mundo de la filosofía fenomenológica y al concepto del "how and now", o aqui y ahora.

      Bien. El segundo comentario es de J. a propósito de una de las fotografías que acompañan al texto.

     Como él mismo reconoce, se trata de una frivolidad. Es de suponer que la belleza del "maromo" le ha gustado y qué decir de eso:  saber apreciar lo bello es maravilloso.

     Sin emabargo puse esa foto no por la belleza del maromo en cuestión, sino porque reflejaba algo de lo  que quiero decir en el texto. El jóven se separa de otro, que está ya lejano y que va en dirección opuesta. La suerte está echada. O, como dice M. en su propio comentario, " se ha tirado a la piscina". Ha tomado una decisión y, desnudo de todo ropaje y de adornos innecesarios, toma su camino de forma consciente y determinada. Naturalmente, todo eso no "está" en la foto. Son simplemente mis propias decisiones de lectura.

     Finalmente, tenemos el largo comentario en tres textos de M.

     A mi me apetece referirme al texto o entrada que escribí acerca de "cerebro, mente y conciencia". Lo digo porque M., que está en un tris de cambiar valores que le han sostenido hasta el momento,  tiene  a mi juicio, algo de confusión. Es natural es un momento de crisis o cambio.
      En lo que a mi se refiere, sigo creyendo que es preciso conocer muy bien el cerebro y sus funciones. Ese formidable órgano es el responsable de que entendamos mejor nuestra forma de ser, pues es el almacén de experiencias espacio-temporales, de la memoria, de nuestro autoconcepto, de nuestras emociones, de nuestras pasiones... Es el representante más evidente de nuestra mente.
     Si existe la consciencia o no fuera de nuestro cerebro es algo que algunos tratan de estudiar y aún de probar, a pesar del peso del paradigma científico actual.

     Pero lo que me interesa señalar de los comentarios de M. es que no hay mente y no mente. Lo que creo que existe tal como nos lo comenta, es una experiencia de ser, sin que la identidad se interponga.             Y esto está más allá de si existe muerte o no. Es una experiencia que, cuando se tiene, puede dar alegría, miedo, euforia y otras que sin duda cada lextor podrá añadir.

    Y este es el verdadero asunto. Y, como decía Krisnamurti, este es un asunto "serio" que ha de ser encarado con seriedad, es decir con verdad.
   Y creo que solamente nos tenemos a nosotros mismos para experimentarlo.
   Y por eso debemos mantener nuestro cuerpo y nuestra mente en el mejor estado posible.

Mens sana in corpore sano.

jueves, 15 de mayo de 2014

sueño y experiencia




Querido M.:



      Contesto a tu mensaje en el que me compartes tu experiencia de sueño y de contacto con algo no tan comprensible para la razón.

      Bien sabes que Perls decía que el sueño es, en cierta medida al menos, un “mensaje existencial”. Con esas palabras puede que quisiera afirmar que el hecho mismo de “ser” conlleva la posibilidad de estar en contacto con la ser-ti-tud. O con la existencia (acuérdate de su libro “sueños y existencia”.

    Tras Perls, la moderna neurociencia trata de afirmar con datos comprobables que nuestro cerebro es el creador de toda sensación, de todo pensamiento y, en definitiva, de toda experiencia. Con ello, a mi juicio, no aclara gran cosa de la existencia. Puesto que el cerebro es en sí mismo creado y producto de millones de años de evolución.


    Sin embargo hay algo que me sigue atrayendo del paradigma “científico”: sus explicaciones de la mente como “ente” y como productor de un “yo”, que es quien, en estado de salud al menos, se encarga de codificar y de colocar las experiencias en el tiempo y en el espacio.

    Este preámbulo sirva para decirte que tus palabras sobre la no mente no me parecen comprensibles desde “un estado mental”. Me explico un poco más. Esa experiencia de “negritud” activada por la planta, que otros podrían describir como “vacío” o “nada”, solamente es posible si tienes a tu disposición un cuerpo (y por tanto un cerebro) en ciertas condiciones de equilibrio (awareness o “consciencia”). Creo que todas las personas que tienen experiencias “místicas” o “inefables” coinciden en que la palabra es mala explicadora, mala portadora, de la consciencia. A veces, el arte transmite pinceladas: la poesía de Rumi o de Juan de la Cruz, la pintura, para mi en especial la música, para otros el deporte o incluso la cocina (acuérdate del film "el festín de Babette"). El artista , si estamos abiertos, nos transmite ese contacto con lo del más allá o trascendente.


    Y claro, eso te hace a ti, querido M., menos dogmático y te sientes más “espiritual”. O, como dicen algunos, usas más tu percepción del lado derecho cerebral…

      Algo que me ha gustado también de lo que dices es el valor de la cotidianeidad. No entendida como algo rutinario, sino como algo simple, no sofisticado. EL profundo valor de lo sencillo. El microcosmos y el macrocosmos: el símbolo de Ganesha, cuyo cuerpo de bebé representa lo micro mientras que la cabeza de elefante simboliza lo macro, lo eterno, el universo (tu hablas de una belleza menos “explosiva”).

    Y recojo también el temor ante lo inconmensurable (simbolizado para ti en negritud). Creo que el miedo es un guardián de lo incomprensible. Nos protege del terror, de lo que no podemos encajar en nuestro presente. Hemos de tratarlo con respeto. Por tanto, no despreciarlo nunca. Y también seguir avanzando para hacerlo nuestro amigo, nuestro compañero, pero no nuestro guía y menos nuestro consejero espiritual. Es un personaje para mi, el miedo, al que hay que mirar de frente siempre que se pueda. Y cuando no, esperar al siguiente paso, a la próxima aventura.
Acuérdate, querido, del pasaje del Bagavad Gita en que Krishna (el eterno) muestra a Arjuna (el guerrero con dudas) la Existencia misma: abre su boca y Arjuna queda aterrado y admirado del inmenso, intenso y sobrecogedor espectáculo de percibir la Realidad.
    Y esa escena se produce cunado Arjuna está preparado para ello.

    Así que, para mi y en mi vida he ido aprendiendo a manejar en lo posible el miedo: ese cancerbero de la muerte, de la locura y de lo eterno.
    Y puesto que me pides una lectura, te comparto la de G. Lechman, “Una historia secreta de la conciencia” (Atalanta Ed.).

    Es otra forma de entender al testigo.

    Finalmente, decirte que no tengo certeza. Soy un simple ser humano. Pero creo que la moneda, como tu la llamas, de muerte/vida o mente/no mente es eso: una sola moneda. Por tanto, depende de que lado veas. Y, en mi experiencia, nunca he visto ambos lados a la vez.Puede que eso sea, simbólicamene, el estado de iluminación.

    Gracias por tu confianza.