jueves, 5 de noviembre de 2015

otoño 2015

Otoño


   
Suelo asociar el otoño a la vegetación de esta zona. Los árboles se tornan amarillos, anaranjados, rojos. Poco a poco, las ramas se quedan desnudas, y el suelo se tapiza de color. Las pisadas se hacen crujientes sobre las hojas. Luego, la lluvia uniformiza todo.      Y el manto vegetal se une a la tierra, pasando a alimentar el suelo.

   Necesariamente cada año lo veo. Coincide con mi cumpleaños. Desde hace ya un tiempo mi cabello se otoñiza también. Lentamente se hace cada vez más canoso, el que no ha ido ya a formar parte también de la tierra. Como un anuncio de mi propio otoño.

   A cada uno nos afecta de forma distinta. En mí suele acentuar los tonos de la añoranza y también de la sensibilidad. Estos meses son meses en que, si nos tomamos el tiempo de pasear por entre los árboles, es difícil no ser sensible. Es un canto el del paisaje, un canto al cambio, al tránsito, a lo efímero. La caída de las hojas, los tonos amarillos dan paso enseguida al invierno, que se acerca.     Y la energía parece disminuir, la luz es corta, más gris.

   En estas tierras castellanas, luego vuelve el sol e ilumina el cielo de un azul intenso. Frío. Y entonces las sensaciones pasan a ser como el horizonte lejano. Pareciera que uno puede ver más allá de todo.

   El otro día veía al gato de Bilbilis. En sus ojos leía yo lo eterno. Lo que no tiene tiempo. Fuera llovía fuerte y los vidrios se empañaban. Y él se quedaba viendo todo y nada.

   A mi el otoño me recuerda la eternidad.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Otoño
semblanza de hojas muertas
de amaneceres rojos.

Opio de la consciencia
del almas en vuelo,
discretas.

Amantes subterráneos
que emergen
desde el otoño.

Siluetas del corazón
de transparencias llenos,
figuras de fondo.

miguel albiñana dijo...

Gracias Rafael. Hermoso poema. ¿tuyo?

Anónimo dijo...

Desde luego!
Ha sido una inspiración en tu lectura...

miguel albiñana dijo...

excelente , gracias por compartirte