lunes, 14 de enero de 2013

Desmitificación de Buda


La desmitificación de Buda.


La mitificación de los héroes religiosos es un asunto que incumbe a la practica totalidad de las creencias del humán. Parece ser una necesidad de que algo grandioso nos proteja de las inclemencias de la realidad sencilla y ordinaria. Puede que freudianamente se corresponda a la sustitución de un padre poderoso, puede que vaya en la compañía de sentirse menos “solo” en este Universo efímero y transitorio.
Recientemente, he estado leyendo acerca de otro de los grandes mitos humanos. La figura de Buda, conocido también por su nombre Sidarta Gautama (o Sidatta Gotama, como al parecer se pronuncia en el idioma pali). Un ex-monje budista se ha dedicado, desde una visión realista, no teista y sajona, a investigar en textos y en el lugar de los hechos la figura de Siddarta.
La conclusión parece  evidente:  de forma similar a los sucedido con las figura acaso históricas de Jesús, con la de Moisés o con la de Mahoma, el que se autollamó el Tatághata ha sido transformado también de ser un hombre, sin duda grande, valiente, de un coraje admirable, detractor de un sistema de castas,  creador de un método destinado a ayudarnos a entender y a superar el sufrimiento, y con el entendimiento de la realidad que da la "iluminación",  ha pasado digo a dar lugar a  toda una serie de representaciones grandiosas. Desde la divinización en imágenes (véanse las tibetanas a este efecto), para pasar a ser un semidios y por tanto reverenciado bajo formas diversas.
El libro de Steven Bachelor “Memorias de un ateo budista” trata de poner las cosas en “su sitio”, por medio de la experiencia vivida por su autor, quien, como digo, pasó una parte de su vida como monje budista, tibetano primero, y coreano (Zen) después. Posteriormente, tuvo que atravesar una crisis espiritual que le llevó a cuestionar muchos de los dogmas del budismo ortodoxo y a repasar e investigar en la historia de Sidatta hasta  dejar desnuda  de mitos, fantasías  y creencias antiguas la vida y obra  del creador del “óctuple camino”.
A mi la lectura de esta obra me ha resultado de una intensísima utilidad, en este proceso de desmitificación que llevo emprendido desde hace años y que ha bajado de los altares a figuras religiosas, filosóficas o históricas ancladas en mi mente como arquetipos o figuras incuestionables.
Poder ver al hombre, por grande que sea, en sus limitaciones, en su insuficiencia, en su marco histórico,  nos pone, al menos me pone a mi, en la tesitura de aceptar las mías y no tratar de imitar a nadie, por extraordinaria que haya podido llegar a ser esa figura. En tanto que  somos seres sociales, todos estamos abocados a contribuir al acervo y al progreso  de la humanidad. Y personas que han sabido romper con los mecanismos de confluencia social y crear sistemas nuevos han permitido avances en la concepción y forma de percibir la realidad.
Esa es, en mi opinión, la gran contribución de Sidatta el Buda, al encaminarnos a soltar el deseo, no como intención que nos lleva a la acción (como tal benéfica), sino como permanente atadura que nos lleva al sufrimiento, en la medida en que nos mantiene fuera de la realidad presente.
Las cuatro “nobles verdades”, de las que la última es la forma de liberarse del sufrimiento a través de seguir un camino compuesto por ocho conductas rectas, nos pueden conducir no a negar que el dolor forma parte del mundo, pero sí a no engancharse al sufrimiento.
Desde nuestra civilización cristiana, esa es la contribución del mensaje cristiano a través del amor, puesto que amar implica olvidarse de sí ( en el sentido egóico) y entrar en contacto con el otro y de esa manera des-identificarse también y soltar el deseo como fuente de sufrimiento..


4 comentarios:

Sandovictor Hugo dijo...

Gracias por tu artículo. Te lo dice un tipò que pasa de desmitificar a mitificar constantemente.

Anónimo dijo...

Solo siempre vamos a estar, desde que encarnamos hasta que desencarnamos en este universo,que es eterno,los efimero y transitorio es la existencia manifestada, como son los humanos. Cada uno tiene su propio camino y al igual que la huella digital,este es unico,hay que realizarlo,no imitarlo al de ninguna persona por santa que halla sido.Hay que ser y ralizar los que nos toca realizar a cada uno en especial.Somos unicos y amados por la Totalidad,en conjunto realizamos al TODO. Los deseos hay que evitarlos en la medida que nos mantengan alejados de la realidad presente;Si nos mantienen alejados,en el pasado o futuro,su efecto sera la angustia, ansiedad,deseperacion.Pero si el deseo esta en el presente solo nos toca realizarlo,entonces el deseo es con toda posibilidad bueno,positivo,no nos llevara al sufrimiento;si no a la realizacion. Como te has demorado en escribir ,temi de que te hallas desmejorado en tu salud . Me alegro que estes bien .Saludos

Cyrana dijo...

Cuantos trabajos, mitificar para luego desmitificar, yo te he mitificado yo te desmitifico…cuando el diablo no tiene que hacer….
Me pregunto a qué necesidad responde esto de mitificar y me voy, hilando los pensamientos, a la idea de la mitificación parental. Y esto me trae a la memoria un recuerdo, uno de los primeros, sin fecha. Es una imagen que contemplo desde abajo, con veneración religiosa, sintiéndome tan pequeña como era, sintiendo mí poca importancia al ver a aquellos dos magníficos seres que no se fijaban en mí, mi padre y mi madre en un atardecer, despidiéndose en un camino verde porque él se tenía que marchar. Ella lloraba, o al menos estaba muy triste, porque yo sentía su tristeza (que , claro está, era la mía), sabía que era algo incomprensible para mí, pero no para ellos, sentía que era un misterio que no me era destinado conocer…ellos fundieron sus destinos hace mucho, ahí siguen, aún inmersos en su para mí incomprensible juego, tan doloroso, tan cruel, tan indestructible…¿qué tiene esto que ver con buda? …Ni idea!!

miguel albiñana dijo...

No creo que tenga que ver en especial con buda,,,:) pero sí con el enorme peso que tiene para una niña la figura de los padres, que protegen (o deberían), aconsejan y modelan en los primeros años.
Es en ese sentido en el que funcionan como introyectos, epecialmente si no se dejan desmitificar...
En realidad, la palabra mito, entendida como leyenda, es diferente de la palabra mito entendida como explicación de lo inefable o inexplicable..
LO que he tratado de compartir es que, al hacer de buda una leyenda (como podría ser de Lincoln en otro sentido) alejamos su ejemplo en lugar de acercarlo, porque se convierte (o lo ocnvertimos) en algo casi inalcanzable...
Gracias por compartir tu experiencia.