lunes, 19 de octubre de 2009

dignidad

Fino y serio, su expresión cambia con el movimiento, que le transforma, desarrollando una expresión que en lo cotidiano le cuesta, como si se hubiera acostumbrado a guardar en lo profundo la explicación innecesaria de lo que sucede.
No hacen falta muchas palabras. Basta con que el cuerpo lo cuente, lo diga. Hay una enorme belleza interior al dejarse estar y a un tiempo una dificultad para compartir con letras lo que otras formas sí que permiten.
Los ojos, dan la apariencia de una cierta tristeza que toma color y vivacidad en la seguridad de la vivencia entrañable
Dulce y tierno hasta lo entrañable es así mismo capaz de permanecer en lo apartado de su ser, que en su sensibilidad exquisita puede sentirse hasta casi lo irretornable.

1 comentario:

José dijo...

Hermosas palabras que parecen acunar en lugar de describir.