jueves, 29 de diciembre de 2016

Percepción, realidad, karma




La percepción, la realidad y el karma.

"Cuando juzgas a otro no lo defines, te defines a tí mismo. La percepción no es la realidad. Lo que parecen ser faltas en los demás, pueden ser, de hecho, reflejos de nuestras aflicciones emocionales. No tengo un problema de actitud: tu tienes un problema de percepción.
Recuerda que el karma es la manera en que nos trata la gente. La forma en que reaccionamos es -nuestro propio karma."
- Trulshik Rinpoché

   




   Durante los momentos de silencio, contemplo la caravana de imágenes y pensamientos. En ocasiones, son tantos y tan variados que llego a perderme y a capitanear cualquiera de ellos, convirtiéndome, como de costumbre, en el gran protagonista de una película, en el fondo, caótica. Emociones de todo tipo acompañan al héroe, en su mayor parte relacionadas con situaciones pasadas o futuras, casi siempre inconclusas.
   Entre medio, mi vista se confunde con la rosa, se alerta con la paloma que aterriza entre las plantas, se pierde en el cielo con densas nubes blancas.

  Procuro observarlo con algún desapego. Me doy cuenta de que la forma en que tengo de contemplar esa historia depende mucho, a veces casi totalmente, del estado emocional en que me encuentre. Por ejemplo, después de un momento de buena voluntad o de amor, suele resultarme más fácil que tras un momento de excitación o de ira, o de frustración.
   Pero sobre todo, lo que me resulta más obvio es que lo que percibo en cada momento está vinculado a como me encuentro.
   Por ello, también suelo intentar ejercitar mi percepción en la forma de ver a los demás.     Es más sencillo con aquellas personas con las que tenemos una relación más frecuente.   La misma persona puede, en un tiempo relativamente breve,  pasar de ser amable a antipática.  De generosa a tacaña. De bella a fea.
   He aprendido a desconfiar de mi percepción  tan ligada a las emociones, a los deseos, a los rechazos. Ello no obsta para que se desencadenen las identificaciones. Es así. Simplemente cada dia que pasa me queda más claro que lo que creo está sometido a constantes vaivenes. Que tan sólo pueden ser sustituidos por creencias, por artículos de fe.
   La única realidad insoslayable es que mi percepción está tan sometida a cambios como la realidad que me rodea.
  Finalmente, rendirse es una opción. Dejar que las cosas sucedan, y que las emociones, las sensaciones, los pensamientos sigan su curso.
   La cita de Trulshik me llegó como una flecha. Por esto la comparto hoy. En estos días finales del año, en que el invierno se resiste a llegar, mientras los días empiezan a crecer y el año caduca.
   A mis compañeros de camino les deseo paz suficiente como para detenerse un rato. Y entre escena y escena dejar que el aire penetre.
 



Y descanse.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Paz suficiente como para detenerse una rato.
Namaste!